Friday, December 26, 2008
SANTA MARIA DE IQUIQUE
LA REALIDAD DE UN MITO,
POR VICTOR FARIAS
Desde hace unos meses atrás está en librerías la última obra del siempre serio y bien documentado Víctor Farías, llamada "Santa María de Iquique: la Realidad de un Mito". En este libro, el autor hace una objetiva revisión de esta tragedia ocurrida en Chile hace poco más de 100 años, en torno a la cual la izquierda chilena, como ha sido siempre su costumbre, ha creado todo un mito que calce perfectamente con sus intereses políticos, sin ningún escrúpulo a la hora de falsear los hechos históricos. La importancia de este libro es que, a diferencia de varios otros publicados previamente al respecto por historiadores o autores "comprometidos", en los cuales el lirismo y la subjetividad emocional son presentados como "argumentos", en esta, Farías trae a colación una importante cantidad de documentos oficiales de la época, los que son presentados y transcritos respetando incluso la sintaxis de la época.
Dichos documentos constituyen, a juicio del autor, "un primer aporte a la institución de una base científica confiable para elaborar una historiografía seria y profesional sobre los acontecimientos de la Escuela Santa María de Iquique".
En especial , para los numerosos visitantes extranjeros de este blog (que suelen pasar sin dejar comentarios en él), resumiré de que se trata este hecho referido. EL 21 de diciembre de 1907 y durante los siete días previos, cerca de 10 mil mineros salitreros en huelga, provenientes de las oficinas salitreras del desierto de la I región, descendieron a Iquique para lograr solución a sus demandas laborales , las que eran indudablemente bastante razonables. Fueron alojados y alimentados por parte de las autoridades en la Escuela Santa María de Iquique y, al conminarseles a trasladarse a otro lugar de la ciudad, se negaron, lo que motivó al Ministro del Interior de la época a ordenar a un grupo de soldados desalojarlos a la fuerza. Un piquete de soldados, tras dos horas de negociaciones, procedió a disparar a la masa de ocupantes, lo que provocó cerca de 300 muertos y heridos, tras lo cual el movimiento se disolvió y los mineros volvieron a sus oficinas.
Si uno lo lee asi, cuesta entender en realidad cómo se pudo haber llegado a dicha infausta situación, pero al ir conociendo cada uno de los documentos presentados por Farías, es posible hacerse una idea cabal de los hechos e identificar responsabilidades e intenciones. De este modo, se diluye el blanco y negro inicial (huelguistas inocentes y soldados asesinos) y se logra divisar un gris que habla de huelguistas utilizados irresponsablemente y expuestos a la muerte por sus líderes, y soldados forzados a asumir un trabajo triste y sucio por autoridades políticas ineficaces y que no dieron la cara.
La primera gran falsedad que la izquierda ha propalado acerca de esta tragedia se refiere a la cantidad de muertos. Esta se ha exagerado hasta lo increible, llegandose a hablar en la obra musical "Cantata de Santa María" de 3600 víctimas, sin existir respaldo alguno que avale esta cifra. Es verdad que nunca se ha podido establecer el número exacto de víctimas, pero los informes de la época dan cuenta de entre 140 y 300 muertos. El General Silva Renard, a cargo de los soldados, habla de 140, al igual que el informe del Cónsul del Perú; el observador inglés John Lockett citó 200, el periodista local de El Comercio de Lima, 300; se incluye en este libro un informe del administrador del Hospital de Iquique de la época, A. F. Syers-Jones, en la que se citan , con nombre y apellido, asi como nacionalidad, cada uno de los heridos y muertos recibidos en dicho centro el 21 de diciembre: 126 muertos y 135 heridos.
Y de esta lectura, surge un segundo hecho curioso y desconocido: casi la mitad de las victimas eran peruanos y bolivianos, el resto chilenos.
Quedan claros algunos otros hechos deducidos de los documentos oficiales citados. La legitimidad de las peticiones de los huelguistas, referidas en 10 puntos a medidas lógicas tales como abolición de las fichas como forma de pago y su reemplazo por dinero, LIBRE COMERCIO en todas las oficinas, pago jornal con cambio fijo, desahucio y medidas de seguridad inexistente en la época, para evitar los graves y mortales accidentes que eran habituales en las faenas. Estas peticiones fueron presentadas al Intendente de Tarapacá, Carlos Eastman, quien ofició de mediador con los empresarios salitreros. Estos últimos se mostraron, ante el Intendente, llanos a resolverlas, proponiendo incluso el aumento inmediato del item reajuste de sueldos, siempre y cuando la enorme masa obrera se retirara a sus oficinas y dejara en Iquique una comisión negociadora. Esto fue impedido a última hora por los líderes de la huelga, quienes imponían su autoridad en forma inflexible e intimidadora sobre la masa obrera, a la que dirigían discursos de corte anarquista.
Queda claro que los obreros no efectuaron actos de violencia sobre la población, se mostraron respetuosos con las autoridades, pero también es cierto que portaban cantidades de dinamita y algunas armas, que controlaban totalmente el tren (unico acceso terrestre al puerto) y que, por su número, eran imposibles de controlar por las escasas fuerzas policiales y militares disponibles en caso de que decidieran tomar una actitud violenta. También resulta que sus líderes diseminaron rumores acerca de que los obreros podrían incendiar toda la ciudad si no se les atendía, hecho que resultaba imposible de evitar con las fuerzas antes mencionadas. Y que estos mintieron a los obreros, diciéndoles que no salieran de la Escuela hacia el Club Hípico, lugar abierto adonde la Intendencia propuso trasladarlos, pues si así lo hacían iban a ser bombardeados allí por los barcos de la Armada, intención que no es apoyada por ningun documento ni orden oficial .
En los informes del Cónsul norteamericano en Iquique , Rea Hanna, a la Casa Blanca, evidencia que los líderes obreros acudieron horas antes de la matanza a su repartición, solicitando asilo para los líderes obreros (Briggs y Olea) y consultando la posibilidad de obtener dicha nacionalidad y ser aceptados en Estados Unidos, dejando abandonados a sus dirigidos a su suerte; esta petición fue denegada, por motivos legales.
También hay informes del cuerpo diplomático detallando las circunstancias de la matanza, incluyendo los esfuerzos denodados por el General Silva Renard, jefe militar de la zona, y otros jefes militares, dirigiéndose ante los huelguistas para lograr una solución pacifica durante dos horas con la tropa rodeando la Escuela. La única petición que se les hacia, en ese momento, a los huelguistas, y cuyo incumplimiento detonó la tragedia, era movilizarse hacia el Club Sport, un hipodromo más alejado del centro de la ciudad, abandonando la Escuela Santa María. Como detalla el informe del Comandante del crucero Zenteno, testigo de los hechos, "repetida esta orden por tres veces, solo unos pocos se movieron en el sentido indicado, los que fueron pifiados por el resto que iba exaltandose cada vez más por la inactividad de la tropa" (pag. 93). "El General, casi en lágrimas, les rogó por última vez obedecer las órdenes. En caso contrario, él debía dar la órden de disparar. Fue recibido con rechiflas y gritos" (Rea Hanna, Cónsul EEUU, pág 129). Algunos huelguitas abrían sus camisas e invitaban a disparales.
La primera descarga de rifles fue contestada desde la Escuela por disparos que hirieron a 5 soldados y mataron dos caballos, y luego se produjo una segunda descarga de ametralladoras hacia la Escuela durante un minuto.
Una vez consumado el hecho, en completa calma, cerca de 4000 obreros se movilizaron del lugar hacia los trenes que los devolverían sus oficinas y hogares.
La izquierda chilena sólo puede exhibir una serie de fracasos históricos y ha sabido transformarlos en leyendas en que se presenta como víctima. La tragedia de Santa María de Iquique inicia esta serie en 1907 y al cumplirse un siglo de los hechos es muy importante que Victor Farías haya descubierto las fuentes históricas que aclaran estos hechos y que nos muestran la realidad del mito.
Sorprende saber que los líderes obreros que llevaron a los trabajadores al sacrificio no sólo eran anarquistas aventureros, sino que desde antes habían pedido asilo en el Consulado de Estados Unidos para dejar abandonados a su suerte a quienes habían involucrado en este conflicto. Sorprende saber que un muy elevado numero de las víctimas eran peruanos y bolivianos. Sobrecoge saber cómo el general Silva Renard hizo enormes esfuerzos para evitar la desgracia y que fue el gobierno civil el que le impuso la represión con una orden inapelable.
En la contratapa del libro de Victor Farías, se lee una frase tremendamente acertada y decidora, que resume un hecho incuestionable de la historia: "La izquierda chilena sólo puede exhibir una serie de fracasos históricos y ha sabido transformarlos en leyendas en las que se presenta como víctima: la tragedia de Santa María en 1907 inicia esta serie".
Nada más claro, nada más verídico. La verdad histórica más descarnada se resume en esta frase.
LA REALIDAD DE UN MITO,
POR VICTOR FARIAS
Desde hace unos meses atrás está en librerías la última obra del siempre serio y bien documentado Víctor Farías, llamada "Santa María de Iquique: la Realidad de un Mito". En este libro, el autor hace una objetiva revisión de esta tragedia ocurrida en Chile hace poco más de 100 años, en torno a la cual la izquierda chilena, como ha sido siempre su costumbre, ha creado todo un mito que calce perfectamente con sus intereses políticos, sin ningún escrúpulo a la hora de falsear los hechos históricos. La importancia de este libro es que, a diferencia de varios otros publicados previamente al respecto por historiadores o autores "comprometidos", en los cuales el lirismo y la subjetividad emocional son presentados como "argumentos", en esta, Farías trae a colación una importante cantidad de documentos oficiales de la época, los que son presentados y transcritos respetando incluso la sintaxis de la época.
Dichos documentos constituyen, a juicio del autor, "un primer aporte a la institución de una base científica confiable para elaborar una historiografía seria y profesional sobre los acontecimientos de la Escuela Santa María de Iquique".
En especial , para los numerosos visitantes extranjeros de este blog (que suelen pasar sin dejar comentarios en él), resumiré de que se trata este hecho referido. EL 21 de diciembre de 1907 y durante los siete días previos, cerca de 10 mil mineros salitreros en huelga, provenientes de las oficinas salitreras del desierto de la I región, descendieron a Iquique para lograr solución a sus demandas laborales , las que eran indudablemente bastante razonables. Fueron alojados y alimentados por parte de las autoridades en la Escuela Santa María de Iquique y, al conminarseles a trasladarse a otro lugar de la ciudad, se negaron, lo que motivó al Ministro del Interior de la época a ordenar a un grupo de soldados desalojarlos a la fuerza. Un piquete de soldados, tras dos horas de negociaciones, procedió a disparar a la masa de ocupantes, lo que provocó cerca de 300 muertos y heridos, tras lo cual el movimiento se disolvió y los mineros volvieron a sus oficinas.
Si uno lo lee asi, cuesta entender en realidad cómo se pudo haber llegado a dicha infausta situación, pero al ir conociendo cada uno de los documentos presentados por Farías, es posible hacerse una idea cabal de los hechos e identificar responsabilidades e intenciones. De este modo, se diluye el blanco y negro inicial (huelguistas inocentes y soldados asesinos) y se logra divisar un gris que habla de huelguistas utilizados irresponsablemente y expuestos a la muerte por sus líderes, y soldados forzados a asumir un trabajo triste y sucio por autoridades políticas ineficaces y que no dieron la cara.
La primera gran falsedad que la izquierda ha propalado acerca de esta tragedia se refiere a la cantidad de muertos. Esta se ha exagerado hasta lo increible, llegandose a hablar en la obra musical "Cantata de Santa María" de 3600 víctimas, sin existir respaldo alguno que avale esta cifra. Es verdad que nunca se ha podido establecer el número exacto de víctimas, pero los informes de la época dan cuenta de entre 140 y 300 muertos. El General Silva Renard, a cargo de los soldados, habla de 140, al igual que el informe del Cónsul del Perú; el observador inglés John Lockett citó 200, el periodista local de El Comercio de Lima, 300; se incluye en este libro un informe del administrador del Hospital de Iquique de la época, A. F. Syers-Jones, en la que se citan , con nombre y apellido, asi como nacionalidad, cada uno de los heridos y muertos recibidos en dicho centro el 21 de diciembre: 126 muertos y 135 heridos.
Y de esta lectura, surge un segundo hecho curioso y desconocido: casi la mitad de las victimas eran peruanos y bolivianos, el resto chilenos.
Quedan claros algunos otros hechos deducidos de los documentos oficiales citados. La legitimidad de las peticiones de los huelguistas, referidas en 10 puntos a medidas lógicas tales como abolición de las fichas como forma de pago y su reemplazo por dinero, LIBRE COMERCIO en todas las oficinas, pago jornal con cambio fijo, desahucio y medidas de seguridad inexistente en la época, para evitar los graves y mortales accidentes que eran habituales en las faenas. Estas peticiones fueron presentadas al Intendente de Tarapacá, Carlos Eastman, quien ofició de mediador con los empresarios salitreros. Estos últimos se mostraron, ante el Intendente, llanos a resolverlas, proponiendo incluso el aumento inmediato del item reajuste de sueldos, siempre y cuando la enorme masa obrera se retirara a sus oficinas y dejara en Iquique una comisión negociadora. Esto fue impedido a última hora por los líderes de la huelga, quienes imponían su autoridad en forma inflexible e intimidadora sobre la masa obrera, a la que dirigían discursos de corte anarquista.
Queda claro que los obreros no efectuaron actos de violencia sobre la población, se mostraron respetuosos con las autoridades, pero también es cierto que portaban cantidades de dinamita y algunas armas, que controlaban totalmente el tren (unico acceso terrestre al puerto) y que, por su número, eran imposibles de controlar por las escasas fuerzas policiales y militares disponibles en caso de que decidieran tomar una actitud violenta. También resulta que sus líderes diseminaron rumores acerca de que los obreros podrían incendiar toda la ciudad si no se les atendía, hecho que resultaba imposible de evitar con las fuerzas antes mencionadas. Y que estos mintieron a los obreros, diciéndoles que no salieran de la Escuela hacia el Club Hípico, lugar abierto adonde la Intendencia propuso trasladarlos, pues si así lo hacían iban a ser bombardeados allí por los barcos de la Armada, intención que no es apoyada por ningun documento ni orden oficial .
En los informes del Cónsul norteamericano en Iquique , Rea Hanna, a la Casa Blanca, evidencia que los líderes obreros acudieron horas antes de la matanza a su repartición, solicitando asilo para los líderes obreros (Briggs y Olea) y consultando la posibilidad de obtener dicha nacionalidad y ser aceptados en Estados Unidos, dejando abandonados a sus dirigidos a su suerte; esta petición fue denegada, por motivos legales.
También hay informes del cuerpo diplomático detallando las circunstancias de la matanza, incluyendo los esfuerzos denodados por el General Silva Renard, jefe militar de la zona, y otros jefes militares, dirigiéndose ante los huelguistas para lograr una solución pacifica durante dos horas con la tropa rodeando la Escuela. La única petición que se les hacia, en ese momento, a los huelguistas, y cuyo incumplimiento detonó la tragedia, era movilizarse hacia el Club Sport, un hipodromo más alejado del centro de la ciudad, abandonando la Escuela Santa María. Como detalla el informe del Comandante del crucero Zenteno, testigo de los hechos, "repetida esta orden por tres veces, solo unos pocos se movieron en el sentido indicado, los que fueron pifiados por el resto que iba exaltandose cada vez más por la inactividad de la tropa" (pag. 93). "El General, casi en lágrimas, les rogó por última vez obedecer las órdenes. En caso contrario, él debía dar la órden de disparar. Fue recibido con rechiflas y gritos" (Rea Hanna, Cónsul EEUU, pág 129). Algunos huelguitas abrían sus camisas e invitaban a disparales.
La primera descarga de rifles fue contestada desde la Escuela por disparos que hirieron a 5 soldados y mataron dos caballos, y luego se produjo una segunda descarga de ametralladoras hacia la Escuela durante un minuto.
Una vez consumado el hecho, en completa calma, cerca de 4000 obreros se movilizaron del lugar hacia los trenes que los devolverían sus oficinas y hogares.
La izquierda chilena sólo puede exhibir una serie de fracasos históricos y ha sabido transformarlos en leyendas en que se presenta como víctima. La tragedia de Santa María de Iquique inicia esta serie en 1907 y al cumplirse un siglo de los hechos es muy importante que Victor Farías haya descubierto las fuentes históricas que aclaran estos hechos y que nos muestran la realidad del mito.
Sorprende saber que los líderes obreros que llevaron a los trabajadores al sacrificio no sólo eran anarquistas aventureros, sino que desde antes habían pedido asilo en el Consulado de Estados Unidos para dejar abandonados a su suerte a quienes habían involucrado en este conflicto. Sorprende saber que un muy elevado numero de las víctimas eran peruanos y bolivianos. Sobrecoge saber cómo el general Silva Renard hizo enormes esfuerzos para evitar la desgracia y que fue el gobierno civil el que le impuso la represión con una orden inapelable.
En la contratapa del libro de Victor Farías, se lee una frase tremendamente acertada y decidora, que resume un hecho incuestionable de la historia: "La izquierda chilena sólo puede exhibir una serie de fracasos históricos y ha sabido transformarlos en leyendas en las que se presenta como víctima: la tragedia de Santa María en 1907 inicia esta serie".
Nada más claro, nada más verídico. La verdad histórica más descarnada se resume en esta frase.
Labels: Iquique, matanza escuela Santa María
Comments:
<< Home
A propósito de Víctor Farías, acabo de ver que un saco un libro para desmitificar a la DC chilena y su ideológo el francés Maritain. Los tres libros los tengo pendientes.
No sé si saldrá mencionado en el libro de Farías, pero General Silva Renard murió asesinado en Viña, por anarquista español que quiso vengar la muerte de su hermano, que murió en la escuela Santa María.
Como bien dice Farías la izquierda intenta elevarlo a mito. En el Congreso, hasta la derecha homeneajó a las víctimas y no fue capaz de decir la verdad.
También por las noticias que Farías lo comentó en una columna de La Segunda, que al no encontrarse los restos de los obreros y al encontrar otros, la izquierda simplemente los guardo en contendor, ni siquiera le dio sepultura.
Y también la izquierda se ha encargado de demonizar General Silva Renard. En efecto, la escritora Mónica Echeverría pariente de la terrorista del Mir Carmen Castillo Velasco, escribió un libro hace tiempo titulado "Historias Vedadas",, en que aborda distintos personajes, entre ellos el General Silva Renard, y Fernandez Larios. El libro tiene el propósito de despretigiar al GM.
Volviendo al asunto, ella aborda la mantaza Santa María, y desde luego demoniza a ese general y casi festeja el atentado por el español.
La demonización que luego padeció ese general, es la misma que hacen ahora con Krassnoff o Contreras. ¿Por qué crees que el último libro lo dedicó a Krassnoff?
No sé si saldrá mencionado en el libro de Farías, pero General Silva Renard murió asesinado en Viña, por anarquista español que quiso vengar la muerte de su hermano, que murió en la escuela Santa María.
Como bien dice Farías la izquierda intenta elevarlo a mito. En el Congreso, hasta la derecha homeneajó a las víctimas y no fue capaz de decir la verdad.
También por las noticias que Farías lo comentó en una columna de La Segunda, que al no encontrarse los restos de los obreros y al encontrar otros, la izquierda simplemente los guardo en contendor, ni siquiera le dio sepultura.
Y también la izquierda se ha encargado de demonizar General Silva Renard. En efecto, la escritora Mónica Echeverría pariente de la terrorista del Mir Carmen Castillo Velasco, escribió un libro hace tiempo titulado "Historias Vedadas",, en que aborda distintos personajes, entre ellos el General Silva Renard, y Fernandez Larios. El libro tiene el propósito de despretigiar al GM.
Volviendo al asunto, ella aborda la mantaza Santa María, y desde luego demoniza a ese general y casi festeja el atentado por el español.
La demonización que luego padeció ese general, es la misma que hacen ahora con Krassnoff o Contreras. ¿Por qué crees que el último libro lo dedicó a Krassnoff?
Corrección:
El libro se llama "Crónicas Vedadas".
"Un glorioso general de la República es la mano ejecutora de la matanza de la Escuela Santa María en Iquique y sus últimos días van a estar oscurecidos poe la venganza.
"
Fuente: http://monicaecheverria.blogspot.com/2007_05_01_archive.html
El libro se llama "Crónicas Vedadas".
"Un glorioso general de la República es la mano ejecutora de la matanza de la Escuela Santa María en Iquique y sus últimos días van a estar oscurecidos poe la venganza.
"
Fuente: http://monicaecheverria.blogspot.com/2007_05_01_archive.html
Claro que la izquierda es capaz de mentir y de mucho más.
Es cosa de ver como van apareciendo los detenidos desaparecidos falsos, esta gente es capaz de todo por mantener aumentada la lista para "impactar" a la opinión pública.
Así se victimizan mucho más.
Es cosa de ver como van apareciendo los detenidos desaparecidos falsos, esta gente es capaz de todo por mantener aumentada la lista para "impactar" a la opinión pública.
Así se victimizan mucho más.
si fueron 4000 los muertos como dice la izquierda, entonces donde estan sus tumbas???... ni en iquique, ni en los cementerios de las salitreras y poblados adyacentes se encuentran las miles de sepulturas que debieran haber. En el cementerio de iquique con suerte se hallan 50 sepulturas fechadas en la época de los acontecimientos. hace un par de años el gobierno de la concerta exhumó varias sepulturas y fosas comunes del cementerio de iquique con la intención de identificar a las victimas de este hecho... no encontraron nada de lo que buscaban y no hallaron nada mejor que dejar los huesos apilados en unos contenedores... estos izquierdistas no respetan nada con tal de conseguir sus objetivos.
Vamos a ver, aún admitiendo como hechos los datos expuestos por Farias yo sólo encuentro una interpretación de los acontecimientos: la desproporción entre la reivindicación - justa o comprensible, como se reconoce - y los resultados de la matanza sigue siendo desproporcionada a pesar de los números. La responsabilidad del General al mando inexcusable. Respecto a los juicios de valor vertidos, aún si el testimonio del cónsul respondiera a la verdad, la deslealtad de ciertos líderes no parece que justifique ni la crítica generalizada a la izquierda, ni el tratamiento condescendiente y casi despectivo a las masas obreras que se dieron cita tal y como se muestra al menos en este resumen del libro. Por no dirimir el juicio favorable a las exigencias de abandonar la ubicación de la escuela por la desmovilización implícita y los indudables riesgos de acudir a un recinto abierto a las afueras de la ciudad. Todo ello sin entrar en la posible crítica (científica) a las fuentes utilizadas, que no aparece, y cuyo presumible carácter oficial, sin aparente contraste, queda como prueba documental de una de las partes del conflicto: un Estado chileno que en definitiva toleraba esos abusos laborales.
LOS HECHOS YA FUERON,HAY ESTAN LOS MUERTOS Y LOS QUE LOS ASESINARON¿PRETENDES CAMBIAR LA HISTORIA?MEJOR SAQUEMOS LECCIONES PARA QUE ESTAS COSAS NUNCA MAS OCURRAN.LOS SOLDADOS SON PREPARADOS PARA LA GUERRA ANTE UN ENEMIGO EXTERNO,EN IGUALDAD DE CONDICIONES,PERO NO ANTE PERSONAS CIVILES,QUE NO SON SOLDADOS Y AUN SIN ARMAMENTO ,PARA DEFENDERSE,ES COMO SI UNA PERSONA ADULTA GOLPEARA UN NIÑO SIN MISERICORDIA PORQUE NO ACCEDE A SUS ARBITRARIOS DESEOS¿COMO LE LLAMARAIS TU A ESTO?INFAME COBARDIA DE PERRO RABIOSO,POR DECIR LO MENOS.
¿A QUIEN QUIERES DEFENDER,RESTANDOLE A LA HISTORIA LA REALIDAD DE LOS HECHOS?LA CRUELDAD CONQUE ACTUARON LAS AUTORIDADES CIVILES Y MILITARES ES UN HECHO.PARA QUE QUE HAYA SANIDAD EN UN CUERPO ENFERMO, ES PRECISO HACER UN DIAGNOSTICO PROFUNDO PARA RECIEN RECETAR UN REMEDIO Y PARA QUE ESTO NUNCA MAS OCURRA EN CHILE,NO DEBEMOS OLVIDAR O HECHAR AL OLVIDO,PORQUE :EL PUEBLO QUE OLVIDA SU HISTORIA,ESTA CONDENADO A REPETIRLA:
Post a Comment
<< Home