Friday, October 26, 2012

 
IGNACIO URRUTIA, UN DIPUTADO CON SENTIDO COMUN, VALIENTE Y CON COJONES.
LO QUE HACE FALTA EN LA DERECHA ACTUAL.


Ignacio Urrutia Bonilla (55) ejerce actualmente el cargo de diputado por el distrito electoral 40 compuesto por las comunas de Parral, Cauquenes y Chanco, entre otras, desde 2002. Inscrito en la UDI, habìa gozado del anonimato nacional hasta el presente año, en el cual se ha hecho notar por al menos 3 intervenciones públicas notables, llenas de sentido común y de valentía que contrasta con la también notable e injustificable ausencia de dichas virtudes en la actual tibia derecha chilena. Una derecha que se ha acomodado y rendido, sin luchar, ante las falacias valóricas y hasta técnicas del socialismo y el progresismo, aun detentando , como ocurre ahora, el poder.
El 11 de septiembre recién pasado, ante una solicitud de un grupo de parlamentarios para hacer un minuto de silencio por los fallecidos el 11 de septiembre de 1973, el diputado expresó en voz alta una opinión que muchos chilenos que vivieron esos días mantienen: "¿A los cobardes que se suicidaron ese día también les vamos a rendir homenaje?¿Al cobarde que se suicidó ese día también? No puedo creerlo".

Su segunda intervención dando a conocer otra gran verdad ocurrió en una sesión especial de la Cámara destinada a abordar supuestas políticas de discriminación en las FFAA, en la que manifestó su total rechazo a la incorporaciòn de homosexuales a dichas instituciones: "Las Fuerzas Armadas tienen que velar por la soberanía de nuestro pais y el día que nos llenemos de homosexuales en las Fuerzas Armadas lque va a ocurrir es que nos van a invadir cualquier pais con una facilidad gigantesca". Este pensamiento refleja una verdad y sentido común profundo, exactamente lo que deben pensar todos los miembros de las Fuerzas Armadas, mas allà de la ovina aceptación pública de sus comandantes en jefe. Solo la prepotencia de Allamand, sin lugar a dudas el Ministro de Defensa que más mal ha tratado, y hasta humillado, a nuestras fuerzas armadas (más aun que los anterriores ministros socialistas del ramo), ha permitido imponerles a èstas conductas de tolerancia que van más allá de toda lógica institucional y estratégica. Para los militares, la presencia de homosexuales en sus filas ha de resultar tan incómoda y conflictiva como la presencia ostentosa de un hombre en un baño de mujeres, por ejemplo.

Finalmente, llevando a la expresión pública algo que muchos votantes de derecha ( a quienes los actuales funcionarios de gobierno nos deben su actual situación de poder y sus excelentes posiciones económicas derivadas  de èsto), ayer el diputado Urrutia denunció la cobardía de Andrés Chadwick al manifestarse "arrepentido" de su participación en el Gobierno Militar. Sin pelos en la lengua, y con su directo estilo campechano, Urrutia expresó en entrevista a radio Red Géminis : "tengo una pésima impresión de Andrés Chadwick. Fue un hombre que formó parte del Gobierno Militar, gozó del Gobierno Militar, fue al funeral de Pinochet y después salió con que si hubiera sabido lo que se hizo no lo hubiera apoyado.Entonces, después de eso, para mí Chadwick no vale nada, vale callampa".

Thursday, October 18, 2012

 
EXCELENTE COLUMNA DE AXEL KAISER EN EL MERCURIO:
LOS OBISPOS CHILENOS CONTRA LA IGLESIA

"Usted lo leyó. Según la última carta pastoral dada a conocer por la Conferencia Episcopal de Chile, la excesiva libertad del mercado está corrompiendo nuestra sociedad. Como Marx y Engels, los obispos sienten que todo lo sólido se desvanece en el aire, que ya nada es sagrado. La solución que proponen es conocida: menos libertad y más Estado.
Lo más preocupante de la posición de los obispos no es su irresponsable desprecio por la realidad. Lo peor no es que les sean totalmente irrelevantes hechos como que en los países con mayor libertad económica en el mundo el ingreso de los más pobres sea en promedio diez veces mayor al de los pobres en los países con menor libertad económica.
Tampoco es tan terrible su sospechosa impermeabilidad frente a la evidencia histórica que muestra una y otra vez el fracaso de la fórmula estatista. Peor que ambas cosas es la total ignorancia que los obispos muestran sobre la tradición de la propia iglesia que representan. Pues si conocieran la historia intelectual católica, los obispos chilenos sabrían que hombres de su fe fueron los primeros en entender el rol constructivo y dignificador de las fuerzas del mercado.
Ya los pensadores de la escolástica tardía proveyeron la justificación moral y económica para la propiedad privada y el libre mercado. Mucho antes que Milton Friedman y Friedrich von Hayek, Domingo de Soto, Juan de Mariana y Tomás de Mercado, entre otros, atacarían la propiedad colectiva afirmando que ésta no permitía la creación de riqueza al impedir la persecución del interés individual. La misma tradición escolástica haría una defensa decidida del Estado limitado.
"Después de reducir todo gasto superfluo, el príncipe debe imponer impuestos moderados", escribió el teólogo De Mariana en su obra "Del rey y la institución real". Al mismo tenor, Pedro Navarrete advertía que aquel que "impone impuestos altos a la producción se comporta como el agricultor que cosecha el grano junto con la raíz" (1619).
Más aún, Navarrete agregaría que los burócratas "con su gasto excesivo conducen a la pobreza", mientras el mercado permite la creación de riqueza.
Adicionalmente, los escolásticos defendieron el libre comercio por reducir los costos de producción y favorecer la subsistencia de la república. Como los liberales clásicos, estos católicos consideraron además que la única objeción moral a una relación de intercambio en el mercado podía ser el hecho de que ésta no haya sido voluntaria o libre de fraude.
Como consecuencia, la desigualdad en la distribución de riqueza, si tenía su origen en actos de transacción libres e informados, no era moralmente reprochable. Esto porque, como planteara el fraile Francisco García en su Tratado Utilísimo dos siglos antes que Adam Smith, en las relaciones de mercado todas las partes se benefician.
En cuanto a los salarios, escolásticos como Luis de Molina fueron consistentes con la teoría de precios libres rechazando que estos debieran ser fijados de acuerdo a las necesidades del trabajador o cualquier otro criterio que no sea el libre acuerdo de las partes (1614).
Incluso más, para el fraile De Soto, "si el trabajador ha aceptado voluntariamente un salario por su trabajo, éste debe ser justo" (1557). El mismo De Soto añadiría que si un trabajador no quería servir a cambio de cierto salario tenía la libertad de buscar otro trabajo.
En cuanto al lucro, San Bernardino de Sienna no sólo defendió su moralidad sino la imposibilidad de fijarle un límite legal. La razón, explicaría el santo, es que está en la naturaleza de un negocio ganar o perder (1591). Antonio de Escobar y Mendoza sintetizó el principio de legitimidad del lucro en los siguientes términos: "Nadie está obligado a restituir ganancias que fueron obtenidas sin fraude, mentiras o extorsión" (1662).
En suma, existe una vasta tradición liberal en el seno mismo de la Iglesia Católica que entendió, tanto el funcionamiento y utilidad del mercado libre para el bienestar social, como su necesaria compatibilidad con la moral cristiana. Por el bien del país y de la misma Iglesia Católica, sería bueno que nuestros obispos y sus feligreses estatistas la revisaran."

Axel Kaiser, El Mercurio, 16 de octubre de 2012.

Tuesday, October 09, 2012

 


UNA EXCELENTE CARTA AL MERCURIO:
EL FRAUDE DEL ESTADO DE BIENESTAR

Señor Director:
El Estado de Bienestar nació para darles una sólida protección social a los ciudadanos y asegurarles una serie de servicios básicos. Fue por ello que logró un gran respaldo en las sociedades europeas, sedientas de seguridad y prosperidad después de guerras devastadoras. Y fue para ello que el Estado se expandió enormemente, recaudó altísimos impuestos y reguló la vida social como nunca se había hecho en democracia. Y los europeos confiaron en su Estado: le cedieron gran parte de sus ingresos y le entregaron la educación de sus hijos, el cuidado de sus mayores, la administración de sus jubilaciones y su atención sanitaria.
Por todo ello es que hoy se sienten tan estafados. Cuando llegó la crisis y fueron a pedir sus "derechos" descubrieron que el cheque girado por el Estado no tenía fondos. Y no sólo eso: con sus enormes déficits y endeudamiento, el Estado benefactor pasó de ser una promesa de seguridad a ser la causa de la inseguridad. ¿Qué pasó?
Algunos les echan la culpa a "los mercados", los bancos o al "capitalismo salvaje", pero si así fuese todo el mundo estaría en crisis, y no lo está. La crisis es hoy europea y su epicentro son los Estados de Bienestar con su gasto desmedido, sus regulaciones sofocantes y sus insostenibles sistemas de seguridad social. La crisis europea es la crisis del Estado de Bienestar y tiene tres causas fundamentales: la idea sobre la que se construye, su estructura y sus excesos.
El Estado de Bienestar se basa en una idea peligrosa: que otro (el Estado) y no nosotros mismos es responsable por nuestro bienestar. Se trata de una invitación a delegar lo que nos hace adultos y libres: nuestra capacidad y deber de construir nuestras vidas. Esto tiene dos consecuencias trágicas: le da al Estado el poder de formar nuestras vidas y lleva a una sociedad donde la irresponsabilidad se generaliza. ¿Para qué trabajar o emprender cuando otro de todas maneras nos garantiza nuestro "derecho" al bienestar?
El gran Estado no sólo gasta mucho, sino que gasta mal, ya que se ha construido como un sistema planificado de monopolios. Como se sabe, un sistema así, sin la presión dinámica de la competencia ni la libertad de elección del consumidor, lleva a la ineficiencia y el derroche. Esto se agrava cuando además existe el funcionariado con empleos de hecho vitalicios.
Por último, los excesos. Los Estados de Bienestar han adolecido de un populismo menos chabacano, pero no menos devastador que el de Chávez. Cuando las cosas han ido bien, han prometido y prometido, inflando los derechos y creando sistemas insostenibles en tiempos difíciles. Estos "cálculos alegres" están en la base de la crisis fiscal actual. Para los ciudadanos ha sido traumático: de pronto han descubierto que los famosos derechos solo eran ilusiones sembradas por políticos irresponsables. Ojalá que nunca olviden esta lección: no entregarles a otros aquello que solo nosotros podemos y debemos hacer responsable y libremente.
Mauricio Rojas
Profesor Adjunto Universidad de Lund (Suecia)

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