Saturday, April 28, 2012

 
LA CERTERA OPINION DEL PREMIO CERVANTES,
NICANOR PARRA, ACERCA DEL GENERAL PINOCHET


“Por una parte es un salvador, si no fuera por Pinochet estaríamos como Cuba. Eso es un hecho."
Esta frase tan consistente con la historia real de Chile, no aquèlla historia que la izquierda intenta reescribir e imponer a toda costa, fue incluida en el DVD "Retrato de un Antipoeta" que el cineasta Victor Jimènez Atkin estuvo filmando durante 11 años con la figura del propio Nicanor Parra, galardonado hace unos dias con el prestigioso Premio Cervantes. Su familia de izquierda no pudo tolerar que el poeta expresara esta gran verdad, y pasàndolo a llevar en forma indignante, su hija Colombina Parra contrato abogados para censurar esta declaracion incomoda para su sector. Una verguenza, otra muestra mas de la falta de respeto  a la libertad de expresion que la Inquisicion progresista exhibe continuamente.
En todo caso, Nicanor Parra esta lejos de ser el unico chileno que piensa de este modo. Aparte de los millones de "mayoria demasiado silenciosa" que guarda un buen recuerdo de su participacion en la historia de Chile, incluyendo el 45% que en 1988 votò libremente para que continuara gobernando Chile, està la encuesta on line de CNN que, en diciembre de 2006, a dias de su muerte, refrendo que el 62% de las 33 mil opiniones recibidas expreso que el General Pinochet seria recordado como un salvador, en contra de un escaso 32% que aventuro que seria recordado como un "despota".
La izquierda aun no se da cuenta que no se puede tapar el sol con un dedo.
Fuente:  El Mostrador

Thursday, April 05, 2012

 
REFLEXIONES ACERCA DE LA NUEVA
INQUISICION PROGRESISTA


LOS BUENOS por acá; los malos, por allá. La discusión sobre la ley antidiscriminación refleja bien el maniqueísmo que se ha ido apoderando de nuestras discusiones. La táctica es tan vieja como Rousseau y consiste en evitar el debate racional apelando a la condena moral. Aplicado a este caso, el razonamiento es más o menos el siguiente: si usted es contrario a la ley antidiscriminación, entonces usted es una miseria moral. El contradictor es reducido así al silencio, y eso sin ninguna necesidad de argumentar: negocio redondo por donde se le mire.

El bando "progresista" se atribuye así el monopolio de la bondad moral y no duda jamás de estar en el lado correcto: el mal, son los otros (baste leer la columna publicada el lunes por el profesor Mauricio Tapia en estas mismas páginas). En efecto, ¿por qué molestarse en atender argumentos que no son más que la fachada de prejuicios más o menos pueriles? La insinuación, a veces, puede ser más directa: ¿cómo tomar en serio a quienes se hacen cómplices por sus ideas del asesinato de Daniel Zamudio? Desde luego, tipos así no merecen un minuto de nuestro tiempo y sólo demuestran la imperiosa necesidad de continuar la cruzada por extirpar el mal del mundo.

Así, poco a poco, se va erigiendo una nueva moral, cuyos defectos no tienen nada que envidiarle a la antigua, con su séquito de militantes y de profetas, con sus verdades sagradas y su beatería. En rigor, la única novedad de la nueva moral es su paradoja intrínseca: aunque insiste en la neutralidad liberal y en la prioridad de lo justo sobre lo bueno, asume de hecho un discurso moral tanto o más sustantivo que sus predecesoras.

De cualquier modo, esta manera de "discutir" les hace un flaco favor a las causas que defiende, que pueden ser perfectamente justas. En democracia nadie puede pretender poseer toda la verdad, y por lo mismo, no estamos obligados a pensar igual. Hace falta un esfuerzo común para aceptar que nuestros desacuerdos son legítimos, por más profundos que sean, y esto vale para todos los sectores. Si no queremos que nuestro horizonte se estreche, si no queremos caer en el más plano de los conformismos, entonces debemos crear el clima necesario para que todos los puntos de vista se expliciten con la mayor libertad posible: incluso del error ajeno, decía Camus, tenemos mucho que aprender.

Por eso es normal, y hasta deseable, que haya interrogaciones sobre la ley antidiscriminación. Uno puede preguntarse, por ejemplo, si el derecho penal es la mejor herramienta para resolver este tipo de problemas, o si es adecuado crear categorías que rompen el principio de igualdad ante la ley y que, de paso, pueden terminar atentando contra la libertad de expresión. Estoy lejos de tener respuestas para estas preguntas, pero me parece indispensable formularlas con el mayor cuidado si queremos hacer algo más que legislar al ritmo de las redes sociales. Dicho de otro modo: no existe ninguna relación causal entre el grado de indignación moral por el caso Zamudio y la capacidad de comprender cabalmente lo ocurrido, y poder dar así con los remedios indicados. Pero vaya que debe ser difícil de entender todo esto en el mundo de las certezas, allí donde no caben las dudas y reina la bondad moral."

Columna de Daniel Mansuy en
La Tercera del 4 de abril

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