Sunday, November 24, 2013

 
UNA VEZ MAS UNA EXCELENTE COLUMNA DE
AXEL BUCHHEISTER QUE ME INTERPRETA PLENAMENTE

"EL PRINCIPAL desafío que enfrenta Evelyn Matthei en la segunda vuelta es, antes que nada, atraer a los propios electores de la centroderecha que en la reciente vuelta no votaron por ella. Es así como logró un 25,02 % de los votos, mientras que los diputados de la Alianza alcanzaron un 36,17%, más de 11 puntos de diferencia. Eso, además de convencerlos de que vayan a votar.

Para ambas cosas hay que hacer el diagnóstico correcto, que supone mirar la realidad y no comprarse tesis por el solo hecho de que son novedosas. Y lo que ha estado haciendo es más bien lo último. Porque el eje central de lo que viene parece ser uno: caras nuevas y, por ende, mucha juventud.

Es discutible que esa sea la receta, porque la votación de diputados habla de estabilidad en las tendencias y caras conocidas, aunque siempre es posible señalar varias excepciones, porque la renovación siempre existe y -dicho sea de paso- se ha probado que el binominal no es obstáculo para ella. Nunca están de más las caras nuevas e ideas, pero hay más cartas en el mazo, indispensables para alzarse con el juego.

Además, entre las caras nuevas se ha puesto énfasis en Evópoli, cuya llegada en el votante de centroderecha es cuestionable. Felipe Kast obtuvo un triunfo ajustado, aunque legítimo, pero el resto de los candidatos de ese referente tuvo en general un desempeño pobre y uno fue tan paupérrimo, que causó un doblaje. En cualquier caso, no explica el diferencial de 11%, como para que sea el llamado a reencantarlo.

Hay realidades que así lo insinúan y que se ignoran. Por ejemplo, la “familia militar”; esa que se siente usada, engañada y desalentada. Y hay un antecedente que ratifica que se inclina por la Alianza: la mesa de la Antártica. Sin tener el dato exacto, no cabe duda de que tiene una cifra inusualmente alta de militares. Y sucede que en Presidente, senadores, diputados y consejeros regionales, la votación de la Alianza más baja fue un 42,2% (presidencial), muy superior a la media nacional; y Bachelet ni siquiera fue la segunda mayoría, sino que Parisi. Bastaría que la candidata dijera que ella sí cumplirá la promesa de trato justo en los procesos judiciales, pues todos saben que cuando dice algo, lo cumple, y entonces se volcarán a las urnas. Por las nuevas caras, que han condenado el pasado, difícilmente lo harán.

Otra realidad que hay que mirar es el caso de Manuel José Ossandón: hay acuerdo en que le sacó votos a Soledad Alvear. Un análisis simple hace concluir que se trató de votantes tradicionales de la DC, que sienten que ese partido no garantiza ya la defensa de valores que los motivan, como la protección del que está por nacer o la familia. ¿No habrá algo para ellos, por lo demás en principios que debieran distinguir a la centroderecha? Se trata de un grupo que pasó el Rubicón en la senatorial, pero al que los jóvenes “liberales” le dicen muy poco; acaso más bien lo contrario.

Si se quiere ganar, cierto que hay que conseguir los votos en todas partes. Pero privilegiar votos dudosos y no considerar a los propios que se alejaron o a los que tienen sintonía natural, puede terminar en una mala derrota. Algo lamentable cuando la izquierda ya acumuló suficiente poder el domingo pasado."

Fuente:http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2013/11/895-553136-9-segunda-vuelta-ver-la-realidad.shtml

Comments:
En la editorial de hoy 25 de La Tercera se insiste magistralmente en el punto y en los conceptos expresados por varios opinantes, como Buchheister, a quienes se hace oidos sordos desde el comando de Matthei.
En parte de dicha editorial se expresa que "Lamentablemente, en ese debate nuevamente parece prevalecer la noción de que la solución sería acercar sus posiciones a los planteamientos de la Nueva Mayoría, en una opción supuestamente pragmática, que preferiría nuevamente prescindir de las ideas propias para recuperar en segunda vuelta el electorado que optó por otras candidaturas en primera".
 
En estos momentos sólo vivo por un optimista acto de fe, porque viendo las acciones y decisiones del comando de Matthei y el rumbo que tiene, sólo me queda creer en un milagro de Dios nada más.
 
A igual que Rolando vivo del optimismo y fe de que podamos evitar que Bachelet llegue al Gobierno. Si gana Matthei no será por gracias al comando, sino porque optaron por el 'mal menor'.
 
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