Wednesday, June 20, 2012
PIÑERITA SE DEMORO UN AÑO
EN DARSE CUENTA !!
EN DARSE CUENTA !!
"Este movimiento de los jóvenes está muy influído por ideas que, a mi modo de ver, son equivocadas. Recordemos que los principales dirigentes de este movimiento pertenecen al Partido Comunista y ellos tienen una visión de la sociedad que es muy distinta a la visión de la sociedad que tiene este Presidente".
P
Comments:
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Ja, espera su vuelva, te apuesto que cuando se de cuenta del revuelo que ha causado entre los nobles, grandes y hermosos sus palabras, aparecera el vocero traidor declarando que Piñera no dijo lo que dijo, porque el terror al zurderio es cosa seria
Había escuchado en los otros blogs de las palabras que dijo en el extranjero, sin embargo, no había tenido la oportunidad de leerlas.
Aún así, dudo que se querellen contra los comunistas, si éstos hacen vandalismos.
Aún así, dudo que se querellen contra los comunistas, si éstos hacen vandalismos.
En cuanto no haya responsabilidad (o responsable)sobre lo que ocurre en en una marcha o otro tipo de manifestación siempre va a haber vandalismo... Esta falta de "consecuencia" es algo que no ocurre en las llamadas naciones de primer mundo.
Interesante la carta de Magdalena Krebs, directora del DIBAM, criticando la visión parcial del Museo de la Memoria. Dice en parte de la carta publicada por Emol:"En ese sentido, la opción que tomó el museo en cuestión, de circunscribir su misión sólo a las violaciones a los DD.HH., sin proporcionar al visitante los antecedentes que las generaron, limita su función pedagógica. La no existencia de consensos sobre la historia no exime al museo de su responsabilidad de ofrecer una visión amplia. De hecho, las técnicas museológicas proporcionan alternativas privilegiadas para ello, pues permiten mostrar diversos puntos de vista, relatar hechos históricos y recoger apreciaciones personales y subjetivas como cartas, entrevistas, fotos y videos para permitir que cada visitante saque su conclusión personal y tolere la de otros.
Una visión incompleta de los hechos hace difícil la comprensión del mensaje y lo desvincula de la responsabilidad de cada uno de nosotros para con el sistema democrático.
El Museo de la Memoria es una institución privada, pero fue construido con recursos estatales y cuenta con recursos asignados anualmente por la Ley de Presupuestos. Debiera, por tanto, cumplir con un rol social y contribuir a la armonía de la sociedad".
Es de esperar que Piñera no le vaya a pedir la renuncia por expresar una opinión tan contraria a los intereses de los queridismos opositores izquierdistas del gobierno.
Una visión incompleta de los hechos hace difícil la comprensión del mensaje y lo desvincula de la responsabilidad de cada uno de nosotros para con el sistema democrático.
El Museo de la Memoria es una institución privada, pero fue construido con recursos estatales y cuenta con recursos asignados anualmente por la Ley de Presupuestos. Debiera, por tanto, cumplir con un rol social y contribuir a la armonía de la sociedad".
Es de esperar que Piñera no le vaya a pedir la renuncia por expresar una opinión tan contraria a los intereses de los queridismos opositores izquierdistas del gobierno.
Es muy saludable el prolongado debate público, a través de los medios, que ha surgido con respecto al Museo llamado "de la Memoria", lo que ha provocado la irritación esperable de parte de la inquisición progresista, que se ve amenazada cada vez que surge una contraposición de inocentes ideas ante sus dogmas absolutos.
Ahora es el siempre claro y preciso Axel Buchheister quien, en su columna de La Tercera del dia domingo, analiza el tema desde un nuevo punto de vista: ¿por qué la izquierda,tan partidaria del ambito estatal, no incluyo su museo propagandistico dentro de la DIBAM estatal, sino que la hizo un museo privado , pero a la vez financiado por dinero de todos lops chilenos? Simple: para no tener que rendir cuentas públicas de sus manejos financieros ni tener que someterse a la rigurosa Ley de Transparencia que obliga a las instituciones fiscales.
Se lee en su columna (y nótese que en último párrafo entrega la llave de la solución al actual Gobierno, si bien no creo que éste tenga ni la voluntad ni el deseo de ponerlo en práctica):
"EL MUSEO de la Memoria y los Derechos Humanos ha estado en medio de un agitado debate, que sorprende cuando pareciera que no queda espacio para cuestionar verdades oficiales y todo el que ose hacerlo corre el riesgo cierto de recibir la inmediata funa de la izquierda. Le pasó a la directora de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), de innegable autoridad y trayectoria en la materia, pues el solo hecho de dar su opinión justificó la presentación de una carta ante el ministro de Educación, exigiendo su salida del cargo, firmada por un centenar de personajes de la academia y la cultura. Las redes sociales lamentaron la premura con que hubo que presentar el requerimiento, pues de lo contrario las firmas habrían sido muchas más. El debate académico en su máxima expresión: borrar del mapa al que opina distinto.
El Museo de la Memoria es un proyecto sesgado, no sólo porque se niega a entregar antecedentes del contexto en que los hechos ocurrieron, algo propio del rigor de un museo, sino porque omite a las víctimas de la violencia política que no sean imputables al régimen militar. Porque las hubo, entre agentes del Estado y simples inocentes que iban pasando, y así lo consigna el Informe Rettig. La izquierda las ha justificado como bajas que acontecieron en la lucha en contra de la dictadura, lo que quiere decir, entonces, que el contexto importa.
El director del museo explica que la misión de éste es exclusivamente dar a conocer las violaciones sistemáticas a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado durante la dictadura. Cierto que toda iniciativa privada -como formalmente es este caso- tiene derecho a fijarse su ámbito y exponer su propia visión, sin que esté obligada a considerar otras. Pero entonces que se financie con fondos privados, porque ésta se financia con fondos públicos. Y cuando están involucrados los dineros de todos, hay que someterse a ciertos estándares: postular el proyecto y competir con otros, presentar la realidad equilibradamente y rendir cuentas. Es cosa de revisar la página web del museo y advertir que no cumple con los requisitos básicos de transparencia que hoy se demandan a cualquiera que administre platas públicas; por ejemplo, en la memoria anual no figura su balance, ni detalle de sus gastos o cualquier otra explicación numérica del destino de los fondos fiscales que recibe.
Ahora es el siempre claro y preciso Axel Buchheister quien, en su columna de La Tercera del dia domingo, analiza el tema desde un nuevo punto de vista: ¿por qué la izquierda,tan partidaria del ambito estatal, no incluyo su museo propagandistico dentro de la DIBAM estatal, sino que la hizo un museo privado , pero a la vez financiado por dinero de todos lops chilenos? Simple: para no tener que rendir cuentas públicas de sus manejos financieros ni tener que someterse a la rigurosa Ley de Transparencia que obliga a las instituciones fiscales.
Se lee en su columna (y nótese que en último párrafo entrega la llave de la solución al actual Gobierno, si bien no creo que éste tenga ni la voluntad ni el deseo de ponerlo en práctica):
"EL MUSEO de la Memoria y los Derechos Humanos ha estado en medio de un agitado debate, que sorprende cuando pareciera que no queda espacio para cuestionar verdades oficiales y todo el que ose hacerlo corre el riesgo cierto de recibir la inmediata funa de la izquierda. Le pasó a la directora de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), de innegable autoridad y trayectoria en la materia, pues el solo hecho de dar su opinión justificó la presentación de una carta ante el ministro de Educación, exigiendo su salida del cargo, firmada por un centenar de personajes de la academia y la cultura. Las redes sociales lamentaron la premura con que hubo que presentar el requerimiento, pues de lo contrario las firmas habrían sido muchas más. El debate académico en su máxima expresión: borrar del mapa al que opina distinto.
El Museo de la Memoria es un proyecto sesgado, no sólo porque se niega a entregar antecedentes del contexto en que los hechos ocurrieron, algo propio del rigor de un museo, sino porque omite a las víctimas de la violencia política que no sean imputables al régimen militar. Porque las hubo, entre agentes del Estado y simples inocentes que iban pasando, y así lo consigna el Informe Rettig. La izquierda las ha justificado como bajas que acontecieron en la lucha en contra de la dictadura, lo que quiere decir, entonces, que el contexto importa.
El director del museo explica que la misión de éste es exclusivamente dar a conocer las violaciones sistemáticas a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado durante la dictadura. Cierto que toda iniciativa privada -como formalmente es este caso- tiene derecho a fijarse su ámbito y exponer su propia visión, sin que esté obligada a considerar otras. Pero entonces que se financie con fondos privados, porque ésta se financia con fondos públicos. Y cuando están involucrados los dineros de todos, hay que someterse a ciertos estándares: postular el proyecto y competir con otros, presentar la realidad equilibradamente y rendir cuentas. Es cosa de revisar la página web del museo y advertir que no cumple con los requisitos básicos de transparencia que hoy se demandan a cualquiera que administre platas públicas; por ejemplo, en la memoria anual no figura su balance, ni detalle de sus gastos o cualquier otra explicación numérica del destino de los fondos fiscales que recibe.
Continuación:
"Si el tema de los derechos humanos es tan importante -como lo es- ¿por qué no se hizo un museo público dependiente de la Dibam -como hay otros-, sino que una corporación privada? Los partidarios del Estado para todo, de pronto encontraron que la solución privada era mejor. Es que así no rinden cuentas y no están sujetos las incómodas reglas de la administración pública. Y pueden presentar su verdad privada como oficial, sin que los que pagamos impuestos y los financiamos podamos exigir que se matice algo, como por ejemplo que fuera un museo de la violencia política, que muestre la tragedia completa y nos quede claro quiénes fueron todos los culpables de ella.
En realidad no es tan difícil hacer un avance: será privada, pero todos los años hay que aprobar el aporte en la ley de presupuestos. Y el gobierno tiene iniciativa exclusiva en materia de gasto público."
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"Si el tema de los derechos humanos es tan importante -como lo es- ¿por qué no se hizo un museo público dependiente de la Dibam -como hay otros-, sino que una corporación privada? Los partidarios del Estado para todo, de pronto encontraron que la solución privada era mejor. Es que así no rinden cuentas y no están sujetos las incómodas reglas de la administración pública. Y pueden presentar su verdad privada como oficial, sin que los que pagamos impuestos y los financiamos podamos exigir que se matice algo, como por ejemplo que fuera un museo de la violencia política, que muestre la tragedia completa y nos quede claro quiénes fueron todos los culpables de ella.
En realidad no es tan difícil hacer un avance: será privada, pero todos los años hay que aprobar el aporte en la ley de presupuestos. Y el gobierno tiene iniciativa exclusiva en materia de gasto público."
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