Sunday, August 19, 2007

 
EL DISCURSO DE SARKOZY



Por fin parece estar apareciendo una luz de esperanza en el oscuro y decrépito panorama de la aparentemente irreversible autodestrucción de la sociedad occidental propiciada, hasta ahora con escasa oposición, por el progresismo europeo durante las últimas décadas.
Por fin surge una figura importante que es capaz de decir lo que hay que decir, que se atreve a cuestionar el absurdo de la descomposición valórica que afecta a Europa y es capaz de analizar sus raíces.
Por fin alguien importante en el campo de la política, desde la testera de un pais con la historia e importancia de Francia, se decide a decir, como en el cuento del traje nuevo del emperador, la frase que sacude a los indolentes asistentes a su desfile: "pero si el emperador está desnudo".
Hay esperanza: Occidente no está entregado irreversiblemente a personajes nefastos como Zapatero, Romano Prodi, Segolene Royal, los miembros del Parlamento Europeo.
Lean los claros conceptos expresados, sin temor ni populismo, por el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, en su famoso discurso:

"No me da miedo la palabra “moral”. Desde mayo de 1968 no se podía hablar de moral. Era una palabra que había desaparecido del vocabulario político. Hoy, por primera vez en decenios, la moral ha estado en el corazón de la campaña presidencial. Mayo del 68 nos había impuesto el relativismo intelectual y moral. Los herederos del 68 habían impuesto la idea de que todo vale, de que no hay ninguna diferencia entre el bien y el mal, entre lo verdadero y lo falso, entre lo bello y lo feo. Habían querido hacernos creer que el alumno vale tanto como el maestro, que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos alumnos, que no había diferencias de valor y de mérito. Habían querido hacernos creer que la víctima cuenta menos que el delincuente, y que no puede existir ninguna jerarquía de valores. Habían proclamado que todo está permitido, que la autoridad había terminado, que las buenas maneras habían terminado, que el respeto había terminado, que ya no había nada que fuera grande, nada que fuera sagrado, nada admirable, y tampoco ya ninguna regla, ninguna norma, nada que estuviera prohibido.Recordad el eslogan de Mayo del 68 en las paredes de la Sorbona: “Vivir sin obligaciones y gozar sin trabas”. Así la herencia de Mayo del 68 ha liquidado a la escuela de Jules Ferry en la izquierda francesa, que era una escuela de la excelencia, del mérito, del respeto, del civismo; una escuela que quería ayudar a los niños a convertirse en adultos y no a seguir siendo niños grandes, una escuela que quería instruir y no infantilizar, porque había sido construida por grandes republicanos que tenían la convicción de que el ignorante no es libre. Pero la herencia de Mayo del 68 ha liquidado esa escuela que transmitía una cultura común y una moral compartida, cultura y moral gracias a las que todos los franceses podían hablarse, comprenderse, vivir juntos. La herencia de Mayo del 68 ha introducido el cinismo en la sociedad y en la política. Han sido precisamente los valores de Mayo del 68 los que han promovido la deriva del capitalismo financiero, el culto del dinero-rey, del beneficio a corto plazo, de la especulación. El cuestionamiento de todas las referencias éticas y de todos los valores morales ha contribuido a debilitar la moral del capitalismo, ha preparado el terreno para el capitalismo sin escrúpulos y sin ética, para esas indemnizaciones millonarias de los grandes directivos, esos retiros blindados, esos abusos de ciertos empresarios, el triunfo del depredador sobre el emprendedor, del especulador sobre el trabajador. (...)Los herederos de Mayo del 68 han degradado el nivel moral de la política. Todos esos políticos que reivindican la herencia de Mayo del 68, dan al prójimo lecciones que jamás se aplican a sí mismos, quieren imponer a los demás comportamientos, reglas, sacrificios que jamás se imponen a sí mismos. Proclaman: “Haced lo que yo digo, no hagáis lo que yo hago”. Ésa es la izquierda heredera de Mayo del 68, la que está en la política, en los medios de comunicación, en la administración, en la economía. La izquierda que le ha tomado gusto al poder, a los privilegios. La izquierda que no ama a la nación porque no quiere compartir nada. Que no ama a la República porque no ama la igualdad. Que pretende defender los servicios públicos, pero que jamás veréis en un transporte colectivo. Que ama tanto la escuela pública, que a sus hijos los lleva a colegios privados. Que dice adorar la periferia, pero que se cuida muy mucho de vivir en ella. Que siempre encuentra excusas para los violentos, a condición de que se queden en esos barrios a los que ella, la izquierda, no va jamás. Esa izquierda que hace grandes discursos sobre el interés general, pero que se encierra en el clientelismo y el corporativismo. Que firma peticiones y manifiestos cuando se expulsa a algún “okupa”, pero que no aceptaría que se instalaran en su casa. Que dedica su tiempo a hacer moral para los demás, sin ser capaz de aplicársela a sí misma. Esa izquierda, en fin, que entre Jules Ferry y Mayo del 68 ha elegido Mayo del 68, es la que condena a Francia a un inmovilismo cuyas principales víctimas serán los trabajadores, los más modestos, los más pobres.Ésa es la izquierda que desde Mayo del 68 ha renunciado al mérito y al esfuerzo, que ha dejado de hablar a los trabajadores, de sentirse concernida por la suerte de los trabajadores, de amar a los trabajadores; porque el valor trabajo ya no forma parte de sus valores, porque su ideología ya no es la de Jaurès o la de Blum, que respetaban a los trabajadores, sino que ahora la ideología de la izquierda es la del reparto obligatorio del trabajo, la de las 35 horas, la del asistencialismo. La crisis del trabajo es ante todo una crisis moral, y en ella la herencia de Mayo del 68 tiene una enorme responsabilidad. Yo quiero rehabilitar el trabajo, quiero devolver al trabajador el primer lugar en la sociedad. (...)
La herencia de Mayo del 68 ha debilitado la autoridad del Estado. Esos herederos de los que en Mayo del 68 gritaban “CRS = SS”, toman sistemáticamente partido por los violentos, los alborotadores y los estafadores contra la policía. Lo hemos visto tras los incidentes de la Estación del Norte. En lugar de condenar a los violentos y de apoyar a las fuerzas del orden y su difícil trabajo, no se les ha ocurrido nada mejor que esta frase, que merecería ser inscrita en los anales de la República: “Es inquietante constatar que se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud”. Como si los vándalos de la Estación del Norte representaran a toda la juventud francesa. Como si fuera la policía la que estaba actuando mal, y no los violentos. Como si los violentos hubieran destrozado todo y saqueado los comercios para expresar una revuelta contra una injusticia. Como si el hecho de ser jóvenes lo excusara todo. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente siempre inocente. Ésos son los herederos de Mayo del 68, que denigran la identidad nacional, que atizan el odio a la familia, a la sociedad, al Estado, a la nación, a la República.En estas elecciones se trata de saber si la herencia de Mayo del 68 debe ser perpetuada o si puede ser liquidada de una vez por todas. Yo quiero pasar la página de Mayo del 68. Pero tiene que ser más que un gesto. No hay que contentarse con poner banderas en los balcones el 14 de julio y cantar la Marsellesa en vez de la Internacional en los mítines del Partido Socialista. No se puede decir que se desea el orden y tomar sistemáticamente partido contra la policía. No es posible seguir denunciando la “provocación” y el “Estado policial” cada vez que la policía intenta hacer respetar la ley. No se puede decir que uno apuesta por el valor del trabajo y, al mismo tiempo, generalizar las 35 horas, seguir cargándolo con impuestos y estimular la mentalidad del asistido, del que cobra del Estado para no trabajar. No se puede decir que se desea obstaculizar las deslocalizaciones y al mismo tiempo rechazar cualquier experimentación del IVA social, que permite financiar la protección social con las importaciones. No es posible proclamar grandes principios y negarse a inscribirlos en la realidad. Yo propongo a los franceses romper realmente con el espíritu, con los comportamientos, con las ideas de Mayo del 68, con el cinismo de Mayo del 68. Propongo a los franceses devolver a la política la moral, la autoridad, el trabajo, la nación. Les propongo reconstruir un Estado que haga realmente su trabajo y que, en consecuencia, domine las feudalidades, los corporativismos y los intereses particulares. Les propongo rehacer una República una e indivisible contra todos los comunitarismos y todos los separatismos. Les propongo reedificar una nación que de nuevo esté orgullosa de sí misma. (...)Al poner sistemáticamente los derechos por encima de los deberes, los herederos de Mayo del 68 han debilitado la idea de ciudadanía. Al denigrar la ley, el Estado y la nación, los herederos de Mayo del 68 han favorecido el crecimiento del individualismo. Han incitado a cada cual a no pensar más que en sí mismo y a no sentirse concernido por los problemas del prójimo. Yo creo en la libertad individual, pero quiero compensar el individualismo con el civismo, con una ciudadanía hecha de derechos pero también de deberes. Quiero derechos nuevos, derechos reales y no virtuales. Quiero un derecho real a un techo, al alojamiento. Un derecho real al cuidado de los hijos, a la escolarización de niños con minusvalías, a la dependencia para los mayores. Quiero el derecho a un contrato de formación para los jóvenes de más de 18 años, y a la formación a lo lago de toda la vida. Quiero el derecho a la caución pública para aquellos que no tienen padres, para los que no tienen relaciones, para los enfermos a los que no se les quiere prestar porque se considera que representan un riesgo demasiado elevado. Quiero el derecho a un contrato de transición profesional para los que están en paro.Pero quiero que estos derechos estén equilibrados con los deberes. La ideología de Mayo del 68 habrá muerto cuando la sociedad se atreva a recordar a cada cual sus deberes, cuando en la política francesa se ose proclamar que, en la República, los deberes son la contrapartida de los derechos. Ese día al fin se habrá realizado la gran reforma moral e intelectual que Francia necesita una vez más."

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Comments:
No creo que occidente se esté autodestruyendo, pero sí creo que desde a mediados del sXX existe en nuestra sociedad, especialmente en el norte de Europa, un enemigo interno que por más pequeño y mentiroso que sea, tiene la capacidad para monopolizar el debate ya que tiene las herramientas para hacerlo.

El enemigo interno, incitado por Gramsci t Macquiavelo, se inflitró en las artes, la prensa, y las universades para distorsionar los valores occidentales y plantar semillar de dudas entre los jóvenes y los pobres.

El debate es definido por la cultura y ellos han conseguido monopolizar el debate sin que nadie diga nada.
 
Estoy de acuerdo con Francisco, en que la izquierda monopoliza la cultura, por ejemplo: La Belleza de Pensar y Off de Record.e.
Sobre el discurso de Sarkozy, yo me quedo con lo que dice. Dudo que Sarkozy haga reformas liberales en Francia, pues la derecha francesa es tan socialista como los socialista.
A fin de cuentas, hay que denunciar simplemente cómo actúa la izquierda. Mostrar sus contradicciones.
 
Mi visión sobre Sarkozy cambió radicalmente tras haber leído este discurso, hace algún tiempo. En sus palabras encontramos las huellas de un recto orden social, aquel que es guiado por la moral, el sentido del deber, el respeto a los derechos, y la primacía de la persona humana. En términos políticos, Sarkozy se ha convertido en un referente universal para quienes promovemos ideas semejantes. Esperemos que en los hechos sea tan recto como en sus intenciones.

Salu2
 
Sin duda que Sarkozy llenó un vacío que abarca a gran parte , por no decir casi todo Occidente, y era necesario que viniera de un país tan influyente como Francia, y con ello Europa vuelve a tener esperanza de volver a poner a Dios en su centro.

Se está dando la siguiente "paradoja", ante la situación actual, los revolucionarios son los que eran "conservadores" y los conservadores son los que eran "revolucionarios"
 
Fìjense que Matìas diò en el clavo.
Tambièn leì su discurso y me quedò la misma sensaciòn.
 
Concuerdo con Matías. En países con tradición política europea, como el nuestro, es necesario volver al correcto equilibrio de derechos y deberes tanto para el Estado como para los particulares. La vuelta a los valores republicanos son el mejor punto de partida para el camino de la derecha chilena en su objetivo de abarcar los temas nacionales.

Sin embargo, en Europa, no sólo la derecha ha tenido un renacimiento. La izquierda rápidamente está retomando el camino, con el Progresismo 2.0, de la mano de Gordon Brown. Ojo con este personaje.
 
Pero ese afán por endiosar aun monstruo. Bonito discurso, pero cuyo único fin fue quitarle apoyo a Le Pen.

En los hechos, Sarkozy no pasa de ser un degeneradote -de una vida personal escandalosa- que ya anunció sus intenciones de legalizar las uniones homosexuales, incluso entre hermanos (!!!).

Y en lo político, en una actitud que para nosotros no es nada nueva, metió a los socialistas en su gabinete (¿Se acuerdan del estatuto de garantías DC - Allende?).

Este tipejo no pasa de ser un vulgar Sebastián Piñera, otro franchute que tapa su hediondez con colonia de la buena.
 
El latiguillo de la vida personal... y la desinformacion: Sarkozy anuncio medidas duras contra pederastas y pedofilos contrariando las esperanzas de la comunidad porque se trate "mejor" esas "opciones".

Muy aparte de eso, espero que la "revolucion" de Sarkozy pase pos desmontar ese fatuo "estado del bienestar", cobijo de vagos, alimento de mediocres. La verdad, lo veo bien dificil pues durante su campaña ha dado señales de lo contrario. De todas formas este discurso es una luz de esperanza entre tanta mediocridad con laureles, esa que "ilumina" el parnaso frances.
 
Hernán: no entiendo tu actitud de rechazo al discurso de Sarkozy ¿cuál de sus contenidos te pareció errado o aberrante? ¿cuántos líderes actuales de Europa se han atrevido a decir las cosas tal como son, en el último tiempo?
No conozco otro, por lo cual su discurso creo que es digno de todo elogio. Las intenciones allí expuestas son la esperanza de Europa, de volver al camino que tenía antes de la infiltración gramsciana.
Ahora, lo que haga en la práctica Sarkozy está por verse. Tal vez resulte, con los años, ser un fiasco como Chirac, quién sabe. Pero, por ahora, antes que pueda empezar a demostrar si sus convicciones son reales, al menos tenemos este discurso, con un enfoque correcto que nadie había expresado tan claramente hasta ahora, en la política europea.
Tu actitud de nada con la derecha (con la UDI por ejemplo) y nada con la izquierda, sólo beneficia a un solo sector: a la izquierda, porque sus miembros siempre apoyarán a su sector a la hora de votar, no se guiarán por los escrúpulos morales que tu alegas, y de ese modo terminan ganando e imponiendo su nefasta voluntad.
 
Voy a repetir una vez más este comentario, porque parece que "no se oye padre":

Llamaría a expresarse a tantos visitantes extranjeros que llegan a este blog, sin dignarse jamás a dejar escrita una opinión o un comentario, lo que casi considero como de mala educación de su parte. Lo más probable es que estén de acuerdo con el contenido, porque los contrarios nunca se lo callan y, lamentablemente, somos los no progresistas los más flojos a la hora de sacar la voz, en cualquier forma, en defensa de nuestras ideas. Se tiende a dejarlo a los demás, para que sean ellos quienes lo hagan.
 
El discurso me dejó impresionado. Claro, directo y muy pragmático. Creo que era necesario un referente así de importante para hacernos reaccionar, y terminar de romper con ese "ideal" izquierdista.

Es muy cierto lo que dijo Sebastián Miranda! Los revolucionarios son los que eran "conservadores" y los conservadores son los que eran "revolucionarios"!
 
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