Saturday, March 15, 2008
EL INESTABLE MATRIMONIO ENTRE LIBERTAD E IGUALDAD,
SEGUN TOCQUEVILLE
El libro la Democracia en América, obra principal de Tocqueville, no es sólo una descripción del sistema político que se dieron los habitantes de las antiguas colonias inglesas. Alexis de Tocqueville (1805-1859), el gran político y pensador francés, al describir las formas, el espíritu o las costumbres de la sociedad americana, presentó también un tratado sobre la democracia con la vista puesta en el desarrollo de los regímenes liberales en Europa. La Revolución Francesa le había mostrado que la preferencia por la igualdad sobre la libertad llevaba al despotismo o a la tiranía.
Tocqueville señaló dos riesgos para la libertad en democracia: la anarquía, como resultado de un amor excesivo por la independencia o de un individualismo que desdeñe los intereses comunes, y el centralismo democrático, una concentración de poder que conduzca al despotismo. Era esto último lo que más le preocupaba. Creía que los hombres eran capaces de ceder sus derechos al poder central en aras de un supuesto mayor bienestar, o bien por odio a los privilegios.
La preferencia por la igualdad ante la libertad tendría como resultado la construcción de un Poder empeñado en la uniformidad social a través de esa planificación que cien años después denunciaría Hayek. En una sociedad de este tipo, escribió Tocqueville, el individuo, sus intereses y opiniones se difuminan en nombre de los intereses del colectivo. La democracia así entendida aumenta la servidumbre del individuo y degenera en despotismo. Tocqueville no hablaba de dictadura, sino de un sistema despótico, "más amplio y más benigno, que degradaría a los hombres sin atormentarlos". No tendría las formas del totalitarismo del que nos habló Hannah Arendt, claro está, sino las de un despotismo blando.
El amor desmedido por la igualdad, advirtió Tocqueville, lleva a que los hombres renuncien a la libertad. El Poder no les hurta sus derechos, son ellos los que los ceden. La sociedad se uniformiza tanto como el pensamiento. Es lo que hoy llamaríamos "lo políticamente correcto". Una situación en la que las opiniones contrarias se castigan con el rechazo social, la marginación, la autocensura. Las democracias se convierten entonces en una "tiranía de la mayoría" que condena la pluralidad y la iniciativa individual y conduce a la "mediocridad".
Tocqueville alertó de que la democracia concebida como tiranía de la mayoría pondría en peligro la libertad y la independencia personales. Ahora bien, junto a los riesgos, el pensador francés, siguiendo el ejemplo de la sociedad americana, dio un racimo de soluciones. Hablaba de la organización de la sociedad civil a través de asociaciones que velaran por sus intereses y derechos, pero también de la necesidad de evitar la arbitrariedad del poder, siguiendo a Locke y a Montesquieu, con un poder judicial independiente y mediante la descentralización política y administrativa.
Remarcaba Tocqueville, además, la importancia de una verdadera y fundada libertad de opinión, sustentada en aquellos viejos principios ilustrados: la educación y la separación entre la Iglesia y el Estado. Se trataba, en definitiva, de una democracia constituida por ciudadanos amantes de sus derechos individuales, activos en su defensa y siempre vigilantes.
Tocqueville no fue un panegirista de la democracia, sino un analista político. Advirtió de los males y peligros que encerraba el sistema democrático, un sistema cuya virtud, la defensa del individuo y sus derechos, es, como ha escrito Glucksmann, su debilidad. El análisis de Tocqueville no es una denuncia, como se creyó en Inglaterra cuando se publicó La democracia en América, sino un llamamiento al individuo, para que se movilice contra los pronunciamientos igualitarios que envenenan la libertad y pervierten la democracia, como escribió Raymond Aron, privándola de los valores liberales que le dan sentido.
La Democracia en América es imprescindible para conocer los pilares de la democracia y los riesgos de involución. Porque en política, como nos muestra la historia, no hay nada definitivo ni irreversible.
La genial Oriana Fallaci, en su libro "La Fuerza de la Razón", describe esta relación entre libertad e igualdad analizada por Tocqueville con palabras muy sencillas, pero a la vez muy gráficas:
"el matrimonio de la Igualdad y la Libertad no es un matrimonio feliz. Que no es feliz porque los hombres aman la Libertad mucho menos que a la igualdad, y la aman bastante menos porque desembocando en el colectivismo, la igualdad quita a los individuos el peso de la responsabilidad. Porque no exije los sacrificios que exije la libertad, no requiere el coraje que requiere la libertad, , no necesita la libertad (Se puede ser iguales incluso en la esclavitud)".
Tal vez esta sea la explicación profunda del exito electoral actual de prácticas archifracasadas históricamente como el socialismo.
Tocqueville señaló dos riesgos para la libertad en democracia: la anarquía, como resultado de un amor excesivo por la independencia o de un individualismo que desdeñe los intereses comunes, y el centralismo democrático, una concentración de poder que conduzca al despotismo. Era esto último lo que más le preocupaba. Creía que los hombres eran capaces de ceder sus derechos al poder central en aras de un supuesto mayor bienestar, o bien por odio a los privilegios.
La preferencia por la igualdad ante la libertad tendría como resultado la construcción de un Poder empeñado en la uniformidad social a través de esa planificación que cien años después denunciaría Hayek. En una sociedad de este tipo, escribió Tocqueville, el individuo, sus intereses y opiniones se difuminan en nombre de los intereses del colectivo. La democracia así entendida aumenta la servidumbre del individuo y degenera en despotismo. Tocqueville no hablaba de dictadura, sino de un sistema despótico, "más amplio y más benigno, que degradaría a los hombres sin atormentarlos". No tendría las formas del totalitarismo del que nos habló Hannah Arendt, claro está, sino las de un despotismo blando.
El amor desmedido por la igualdad, advirtió Tocqueville, lleva a que los hombres renuncien a la libertad. El Poder no les hurta sus derechos, son ellos los que los ceden. La sociedad se uniformiza tanto como el pensamiento. Es lo que hoy llamaríamos "lo políticamente correcto". Una situación en la que las opiniones contrarias se castigan con el rechazo social, la marginación, la autocensura. Las democracias se convierten entonces en una "tiranía de la mayoría" que condena la pluralidad y la iniciativa individual y conduce a la "mediocridad".
Tocqueville alertó de que la democracia concebida como tiranía de la mayoría pondría en peligro la libertad y la independencia personales. Ahora bien, junto a los riesgos, el pensador francés, siguiendo el ejemplo de la sociedad americana, dio un racimo de soluciones. Hablaba de la organización de la sociedad civil a través de asociaciones que velaran por sus intereses y derechos, pero también de la necesidad de evitar la arbitrariedad del poder, siguiendo a Locke y a Montesquieu, con un poder judicial independiente y mediante la descentralización política y administrativa.
Remarcaba Tocqueville, además, la importancia de una verdadera y fundada libertad de opinión, sustentada en aquellos viejos principios ilustrados: la educación y la separación entre la Iglesia y el Estado. Se trataba, en definitiva, de una democracia constituida por ciudadanos amantes de sus derechos individuales, activos en su defensa y siempre vigilantes.
Tocqueville no fue un panegirista de la democracia, sino un analista político. Advirtió de los males y peligros que encerraba el sistema democrático, un sistema cuya virtud, la defensa del individuo y sus derechos, es, como ha escrito Glucksmann, su debilidad. El análisis de Tocqueville no es una denuncia, como se creyó en Inglaterra cuando se publicó La democracia en América, sino un llamamiento al individuo, para que se movilice contra los pronunciamientos igualitarios que envenenan la libertad y pervierten la democracia, como escribió Raymond Aron, privándola de los valores liberales que le dan sentido.
La Democracia en América es imprescindible para conocer los pilares de la democracia y los riesgos de involución. Porque en política, como nos muestra la historia, no hay nada definitivo ni irreversible.
La genial Oriana Fallaci, en su libro "La Fuerza de la Razón", describe esta relación entre libertad e igualdad analizada por Tocqueville con palabras muy sencillas, pero a la vez muy gráficas:
"el matrimonio de la Igualdad y la Libertad no es un matrimonio feliz. Que no es feliz porque los hombres aman la Libertad mucho menos que a la igualdad, y la aman bastante menos porque desembocando en el colectivismo, la igualdad quita a los individuos el peso de la responsabilidad. Porque no exije los sacrificios que exije la libertad, no requiere el coraje que requiere la libertad, , no necesita la libertad (Se puede ser iguales incluso en la esclavitud)".
Tal vez esta sea la explicación profunda del exito electoral actual de prácticas archifracasadas históricamente como el socialismo.
Labels: democracia, igualdad, libertad, Tocqueville
Comments:
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Este Tocqueville es genial. Su inteligencia le permitió incluso predecir (muchos años antes, cuando Rusia era un país pobre y campesino), que EEUU y Rusia serían las dos potencias mundiales... cuestión que sucedió hasta hace unos pocos años.
Espero leer luego La Democracia en América (aunque la letra microscópica de la edición que tengo me desanima un poco).
Saludos,
Álvaro P.
Espero leer luego La Democracia en América (aunque la letra microscópica de la edición que tengo me desanima un poco).
Saludos,
Álvaro P.
Cristián:
Cuando lo leí, me impresionó los autores que mencionaste, sobre todo, de alguien que no es un experto, y que tú área fuerte es, precisamente otra. Nunca a un político liberal o conservador le he visto mencionar en sus colummas a Tocqueville, quizás a HPA y Bardón. Los demás muestran un pobreza intelectual.
¿Tienes el libro 'La Democracia en América'? Yo lo tengo y lo he releído varias veces. El otro libro importante de él es 'El Antiguo Régimen y la Revolución'.
También me asombra que menciones al filósofo francés Glucksmann, que en su juventud fue de la izquierda del Mayo del 68 y también a la filósofa alemana.
Cuando peleé con amigo del PPD, le dije lo mismo de Tocqueville, que el hombre socialista es un ser humano que no es responsable ante nada. Y agrege, por eso es un BRUTO. Los brutos no son responsables ante nada. Siempre se dice que la izquierda para sacarse toda responsabilidad, le achaca a la sociedad. Preferí ser más salvaje y decirle que son brutos.Yo creo que lo dije más experiencia por los libros.
Lástima que nuestros políticos sean tan pobres intelectualmente.
Felicitaciones. Yo no adulo.
Cuando lo leí, me impresionó los autores que mencionaste, sobre todo, de alguien que no es un experto, y que tú área fuerte es, precisamente otra. Nunca a un político liberal o conservador le he visto mencionar en sus colummas a Tocqueville, quizás a HPA y Bardón. Los demás muestran un pobreza intelectual.
¿Tienes el libro 'La Democracia en América'? Yo lo tengo y lo he releído varias veces. El otro libro importante de él es 'El Antiguo Régimen y la Revolución'.
También me asombra que menciones al filósofo francés Glucksmann, que en su juventud fue de la izquierda del Mayo del 68 y también a la filósofa alemana.
Cuando peleé con amigo del PPD, le dije lo mismo de Tocqueville, que el hombre socialista es un ser humano que no es responsable ante nada. Y agrege, por eso es un BRUTO. Los brutos no son responsables ante nada. Siempre se dice que la izquierda para sacarse toda responsabilidad, le achaca a la sociedad. Preferí ser más salvaje y decirle que son brutos.Yo creo que lo dije más experiencia por los libros.
Lástima que nuestros políticos sean tan pobres intelectualmente.
Felicitaciones. Yo no adulo.
No existe receta infalible para un sistema político! obviamente la democrácia con su division de poderes (con autonomia es claro) es el camino menos tortuoso; y realmente es exito del socialismo en A.L. y otras tantas regiones pobres o que pasen por problemas es la promesa de "facilidades"! al contrário de muchos países europeos el latino no ve nada de mal en "ser sustentado" por el estado! o que este tome todas las responsabilidades, a esto lo poderiamos llamar de infantilidad!
y la mejor forma de combatir es educar! en especial que las personas aprendan a pensar!
Saludos!
y la mejor forma de combatir es educar! en especial que las personas aprendan a pensar!
Saludos!
Pienso como Javier, aunque no he leído el libro pero es muy cierto que los socialistas eluden responsabilidades echándole la culpa a la sociedad o a otros.
buen texto este y buen
blog por lo demas...
me dejas un comentario en mi
blog??
http://creemoselespacio.blogspot.com
vamos, no cuesta nada ;)
Abrazos Fraternales!!!!!
blog por lo demas...
me dejas un comentario en mi
blog??
http://creemoselespacio.blogspot.com
vamos, no cuesta nada ;)
Abrazos Fraternales!!!!!
Gracias por sus comentarios y opiniones favorables. Detrás de nuestras ideas y puntos de vista hay toda una sabia filosofía que no se explota ni se da a conocer lo suficiente, Javier tiene mucha razón en ello, la Derecha chilena debiera intentar hacer presentes en el conocimiento popular todos estos conceptos en lugar de venderle el alma al Diablo con tal de ganar una elección.
Franco Giordano, visité tu blog y uff...no tenemos absolutamente nada en común; estoy en desacuerdo con todos tus ultimos posts. Pero con respeto, no hay para qué pelear.
Franco Giordano, visité tu blog y uff...no tenemos absolutamente nada en común; estoy en desacuerdo con todos tus ultimos posts. Pero con respeto, no hay para qué pelear.
Cristian, hace falta educación, cultura (la verdadera) y maturidad!
con esto se puede tener responsabilidad tanto en la populacion cuanto en los políticos!
si no siempre se ván por el camino mas corto!
Saludos!
con esto se puede tener responsabilidad tanto en la populacion cuanto en los políticos!
si no siempre se ván por el camino mas corto!
Saludos!
Se me olvidó mencionar entre los políticos cultos a José Piñera. Él tiene las ideas claras, pues nunca mezclaría el comunitarismo DC con el liberalismo, como el tonton de su hermano, Sebastián Piñera.
Creo que es verdad lo que dices sobre sentirse marginado por decir la verdad. Lagos le llama a eso "cambios culturales".
Esos cambios, los vamos a revertir.
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Esos cambios, los vamos a revertir.
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