Wednesday, March 18, 2009

 
LAS VERDADERAS RAICES
DE AMNESTY INTERNATIONAL


Cuando uno desea analizar la esencia de una institución en su real dimensión, resulta muy útil conocer con detalle su cuna, es decir, las circunstancias que rodearon su origen. ¿Qué nace? ¿en qué momento, de qué manera? . Y en ocasiones ese momento se pierde en la historia, envuelto en los , a veces más cómodos ropajes del mito. Es el caso de la mundialmente famosa organización dedicada a la protección de los perseguidos políticos a nivel mundial, nada menos que Amnesty International.
Según el "mito creacional" de Amnistía Internacional, la idea de crear esta organización surgió súbitamente un día de 1960, cuando el abogado británico Peter Benenson (1921-2005) , mientras viajaba en el Metro de Londres, leyó en un diario una breve noticia que daba cuenta de que 2 estudiantes portugueses habían sido detenidos por las autoridades de su país tras haberlos sorprendido haciendo un brindis por la libertad en un bar de Lisboa. Benenson decidió en ese momento poner en marcha una organización dedicada a rescatar a prisioneros políticos y a otras víctimas de la represión gubernamental en todo el mundo. La creación oficial de esta organización se concretaría al año siguiente, en 1961, con Benenson como su primer director.
Sin embargo, un participante activo y testigo presencial de las actividades que llevarían a la larga a la creación de esta organización fue nada menos que un chileno, Claudio Véliz, doctor en Historia Económica de la Universidad de Londres adonde llegó a estudiar en 1952, y Profesor Emérito de Historia de la Universidad de Boston, quien escribió en 2007 un interesante ensayo titulado "El verdadero origen de Amnistía Internacional" y que se puede leer íntegro en este sitio del Centro de Estudios Públicos . En esta publicación, citada en el libro "Terapia para Cerebros Lavados", de Hermógenes Pérez de Arce, Claudio Véliz demuestra que el concepto de esta organización había nacido ya en una reunión celebrada en noviembre de 1954 y a la que él mismo asistió, donde el cerebro de la idea fue el político irlandés Alec Digges, miembro del Partido Comunista de su pais, rigurosamente fiel a Stalin , y combatiente republicano en la Guerra Civil Española y luego, como voluntario en el ejército inglés, en Normandía y la campaña posterior, ocasión en la que perdió una pierna en combate. Posteriormente, de regreso en Inglaterra, Alec Digges se convirtió en un infatigable promotor de la Asociación de la Brigada Internacional , dedicada a hacer campañas publicitarias acerca de la situación de los supuestos prisioneros políticos recluidos en las cárceles hispanas tras la victoria de Franco. Pero, como no, las gestiones de esta organización iban dirigidas exclusivamente a prisioneros afiliados al Partido Comunista.
Claudio Véliz, recién llegado a Londres, fue contratado inicialmente como traductor y luego, como correo humano por Alec Digges para hacer llegar documentos y dineros a los contactos y organizaciones asociados a la Brigada Internacional dentro de España. Como Véliz no pertenecía a ningún partido político podía entrar libremente a España, si bien simpatizaba con la visión republicana de la Guerra Civil, la única que conocía en ese instante debido al contacto que tuvo con exiliados españoles llegados a Chile con el barco Winnipeg en 1939 y que trabajaron como mecánicos para su padre.
En su relato, Véliz detalla las tácticas de Digges para preocuparse de casos simbolos de prisioneros políticos españoles que pudieran despertar un calculado apoyo publicitario de la opinión pública en Inglaterra hacia su causa, asi como el rechazo de parte del Partido Laborista a apoyar su iniciativa, pues este partido reconocía su calidad de organización de fachada del Partido Comunista y rechazaba colaborar con ese tipo de instituciones.
Tras la firma del Tratado de ayuda Militar entre EEUU y España, en 1953, y recién muerto Stalin (quien desalentaba cualquier actividad de promoción internacional del comunismo fuera de la URSS), Digges vió redibujado el frente de batalla claramente, con las "víctimas" de la opresión capitalista e imperialista de todo el mundo por un lado, y los Estados Unidos y sus aliados, incluída España, por el otro. De este modo consiguió darle un sentido internacionalista a su creación , formando una gran organización internacional de los oprimidos , sólo de un lado, cuyo calvario, cuando fuera dado a conocer adecuadamente a la opinión publica, cubriría de oprobio y verguenza a los enemigos de la Unión Soviética. La Brigada Interancional debía, según Digges, colocar su experiencia la servicio de esta nueva causa. En esa reunión de noviembre de 1954, el fiel comunista Digges expuso su plan para su nueva iniciativa con el nombre de Amnistía Internacional.
Desde su origen, como vemos, Amnistía Internacional fue concebida por Digges con la clara intención de transformarse en una organización proselitista del comunismo y destinada a desprestigiar a los paises aliados de EEUU, en la que el compromiso con las libertades estaba supeditada a los intereses politicos de la URSS en la Guerra Fría.

Pero Digges no consideraba, por su reconocida pertenencia al Partido Comunista y al Comintern soviético, que él mismo fuera el personaje más idóneo para aparecer dirigiendo la nueva organización. Propuso entonces a Peter Benenson , fundador oficial de Amnistia Internacional en 1961, quien en un principio rechazó la propuesta alegando que no estaba dispuesto a ejercer como "tonto útil" del comunismo, aunque más tarde cambiaría de opinión y aceptaría encabezarla.

En resumen, durante casi 50 años, hasta la publicación de este ensayo en 2007 en la revista Quadrant, de parte de un testigo presencial de los hechos como Claudio Véliz , el mundo no supo que Amnistía Internacional fue creada como una organización de fachada del Partido Comunista soviético.

Un importante precursor ideológico de esta visión fue Willi Munzenberg, jefe de propaganda del Komintern en los años 30, quien consiguió tras largos esfuerzos que Stalin siempre renuente a intervenir en lel extranjero comprometiera su participación apoyando al bando republicano en la Guerra Civil Española. Fue precisamente Munzenberg quien diseñó la estrategia ideológica, fácilmente reconocible, que impregna todas estas organizaciones de fachada hasta el día de hoy. Cito el ensayo de Véliz:

"El problema que enfrentó Munzenberg era que si bien no se podía disimular la participación de
los comunistas en el conflicto interno español, había que ganarse el favor
de la opinión pública fuera de España para que respaldara la causa republicana
y reaccionara con generosidad a las solicitudes de fondos, armas y
combatientes, objetivo improbable de alcanzar si aparecía patrocinado en su
mayor parte por fervientes revolucionarios. En un principio Münzenberg
utilizó el Workers International Relief y a sus filiales, dependientes del Partido
Comunista, pero su impacto en la opinión pública internacional fue muy
decepcionante. Este revés empujó a Münzenberg a aportar dos nuevas
ideas que revolucionaron la política mundial por el resto del siglo XX hasta
nuestros días. Como lo ha señalado Hugh Thomas, “él realmente inventó al
compañero de ruta”, y es más, también inventó las front organizations
(organizaciones de fachada).
Münzenberg percibió, de manera casi instintiva, que las sociedades
que habían abrazado la modernidad industrial y secular, padecían de un
agotamiento crítico de la justificación moral que constituye “una de nuestras
más profundas necesidades, uno de nuestros impulsos humanos más
poderosos y esenciales, y que es ignorado a nuestro riesgo y costo”.
Pese a no poseer ningún conocimiento formal de teología, historia o sociología,
comprendió en la práctica la importancia de la “virtud moral” (righteousness)
en la vida humana. Percatándose acertadamente de que este ingrediente
fundamental escaseaba en los estratos medios y superiores de la
sociedad europea occidental, desplegó su formidable organización propagandística,
concentrándola en la tarea de producir, para llenar el vacío, un
número suficiente de causas virtuosas que fueran convincentes, inmaculadas
y enaltecedoras.
Münzenberg correctamente supuso que una vez que una causa
apropiada ha sido martilleada en la conciencia pública, no sería difícil inducir
a sus “inocentes” —a los que Lenin motejó con anterioridad, y mayor
crudeza, de “tontos útiles”— a contribuir con sus nombres, prestigio y
fondos a “clubes de inocentes” bien organizados, manipulados por activistas
situados en posiciones estratégicas —de preferencia no afiliados al Partido
Comunista— y obtener así los resultados deseados. Quienes fueron
invitados a incorporarse a estas organizaciones y, al parecer, a encabezarlas,
eran invariablemente personajes bien intencionados y socialmente respetables,
deseosos de cumplir un papel constructivo en la lucha por la
justicia social y, al mismo tiempo, satisfacer su necesidad de justificación
moral personal, y “que no se daban cuenta de que sus conciencias estaban
siendo manejadas por agentes del gobierno de Stalin”.
Aunque a los comunistas de la vieja guardia les causaba escalofríos
ver a miembros ajenos al partido en posiciones políticas señeras, este enfoque
resultó ser muy provechoso cuando se trataba de recaudar fondos y
organizar el apoyo internacional para la República española. La maquinaria
propagandística de Münzenberg presentaba la guerra como un enfrentamiento
maniqueo entre las fuerzas del bien y del mal; entre el terror fascista
y oscurantista de Franco, respaldado por mercenarios y reclutas bereberes,
alemanes e italianos, por un lado, y una ilustrada, virtuosa y democrática
república defendida por jóvenes héroes idealistas provenientes de todos
los rincones del planeta. Logró convencer al resto del mundo que la República
española era un paraíso socialdemócrata donde la tortura, las detenciones
arbitrarias y las ejecuciones habían sido proscritas para siempre, y
que ahora luchaba en defensa de la libertad, la democracia, la decencia
elemental y la justicia para el pueblo español.
No resulta imposible sospechar que
una consecuencia distante de la iniciativa de Münzenberg haya sido alentar
a los entusiastas del post-Cominform a reactivar su anti-norteamericanismo
ampliando el repertorio de “virtudes morales”, incluyendo campañas a favor
de la paz, la libertad, los árboles, los osos polares, la democracia, la capa de ozono y el trato compasivo a los inmigrantes, y contra los cigarrillos, la
discriminación racial, la obesidad, la globalización, la pena de muerte, el
trabajo forzoso y la tortura. La experiencia de la Guerra Fría también habría
confirmado la convicción de Münzenberg en cuanto a que, emprendidas
urbi et orbi, esas campañas serían ignoradas dentro del mundo comunista,
que se encontraba a salvo de una prensa y una opinión pública libres, pero
socavarían la estatura moral de las políticas promovidas por los Estados
Unidos y sus aliados."

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Comments:
Leyendo sitios conservadores liberales supe que Amnistía Internacional era fachada del comunismo, en tiempos de la Guerra Fría.

Igualmente, habría que incluir al movimiento pacifista, el cual quería que Occidente desmatelará los misiles, y la Unión Soviética, no.

La estrategia continúa. Sólo se fijan en un lado.
 
Muy buen artículo.
Es bueno saber el origen de como en el mundo los d.d.h.h son sólo para un grupo, así como tan bien ver como esta necesidad de justificación moral hace que haya tanto tonto útil como bono de u2, o tantos artistas o pensadores que a pesar de su inteligencia para crear, caen tan facilmente, eso demuestra que la inteligencia no es sólo ser intelectual.
Hay una parte que cambiando un par de palabras muestra la mentira que han contado en Chile y el mundo sobre lo sucedido en Chile luego del 73, y dice así "Un enfrentamiento maniqueo entre las fuerzas del bien y del mal; entre el terror fascista
y oscurantista de Franco(Pinochet), respaldado por mercenarios por un lado, y una ilustrada, virtuosa y democrática
república defendida por jóvenes héroes idealistas (grupos terroristas entrenados en Cuba, que veían el uso de la armas como necesario y justificable, y así instaurar la dictadura del proletariado).
 
PLOP!
 
Interesante artículo, realmente no lo sabía, pero no me extraña ya que en el Juicio a Pinochet, Lord Hoffman actuó como juez cuando pertenecía a esa organización que lo acusaba.
 
Javier: lo importante de este articulo es que fue escrito por un testigo presencial de los hechos.

Jesus: toda la razón, el esquema diseñado por Munzenberg es de plena actualidad, y la izquierda lo ha ocupado una y otra vez, como en el caso de Chile y Pinochet. Gracias por tu elogio.

Juan: con un solo plop! bastaba. No entiendo si tu opinión.

Sebastián: la imparcialidad en estos casos parece no ser un requisito judicial indispensable si los acusadores son de izquierda.
 
Actualmente, cualquier organización internacional que sea para la protección de los DD.HH.de los presos políticos y afines debe ser tomada como una organización de izquierda a menos que se demuestre lo contrario. Esto es lamentablemente por organizaciones como amnistía internacional, que uno al escuchar el nombre piensa que es una organización para que bandos contrarios traten de llegar un consenso y olvidar todo lo que se han hecho como un mal episodio y puedan vivir en paz y seguir adelante sin rencillas, juicios, etc. Cosa que no es así, lo que hace esta organización que se demostró con el juicio a Pinochet es sólo ver un lado de la historia y pasar por sobre el derecho internacional con su juez de izquierda Garzón (este lo único que era quería fama ya que de verdad pasó por encima de la soberanía chilena al hacer eso).


Volviendo al tema, la verdadera amnistía fue la que hizo el presidente Pinochet con su ley de amnistía, que perdonaba tanto a los terroristas como a los militares que hubieran llegado a un exceso para que nosotros pudiéramos vivir en paz y mirar hacia adelante, pero lamentablemente la izquierda llegó al poder, he hizo oído sordo a esta ley poniendo jueces de izquierda que tampoco la aplican excepto a los terroristas del MIR FPMR, MAPU, y todos esos grupos subversivos que usan las palabras revolución, pueblo, etc.

Para mí debido a todos estos grupos la carta de los dd.hh. es letra muerta que solo beneficia a un lado además de tener un vacío en que ampara a asesinar a los niños que aun no nacen, tal y como lo dice una entrada en este blog
 
Estoy de acuerdo con Matrix. Las buenas intenciones nos llevan a equivocarnos con respecto a las instituciones y personas.


Debiera ser para ambos bandos.
 
Los Derechos Humanos unilateral no le hace bien a nadie.
Jesús tiene toda la razón.
Tampoco entiendo el PLOP de Juan!!!, pero algo es algo.
 
AI es una broma de mal gusto.

Cuando los pro vida de Canada pidieron su intervencion a favor de Linda Gibbons, activista pro vida, cuyo unico pecado (y x lo q ha sido encarcelada varias veces) es rezar o pararse con un cartel que dice "por que, mama?" afuera de clinicas abortistas, recibieron un rotundo, patetico y cinico NO.

Aca esta la respuesta de AI
http://www.toolan.com/joanandrews/amnsty2.html

Saludos,

Fabiola
 
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