Wednesday, January 19, 2011

 
LA IMPUNIDAD EN CHILE:
TRAS 23 AÑOS, NUNCA HUBO CULPABLES POR EL
SANGRIENTO ATENTADO EXPLOSIVO DE 1988
EN EL CENTRO MEDICO DE CAPREDENA DE VALPARAISO



El día 20 de enero de 1988, en medio del calor estival de Valparaíso, un grupo de 30 pacientes, en su mayoría pensionados de la Armada y sus familares, se hallaban esperando su atención médica rutinaria en el subterráneo del Centro Médico que Capredena (sistema de atención previsional de la Armada ) disponía para ello en su edificio Avenida Brasil 1418. A las 15:41 horas la vida de muchas de estas personas cambiaría bruscamente: en el interior de un bolso de mano colocado despreocupadamente bajo una hilera de asientos plásticos donde esperaban los pacientes, explotó una bomba de entre 2 - 3 kg de amongelatina activada por un mecanismo de relojería. Tras la confusión inicial, sobrevino el dantesco espectáculo, cuya descripción podemos imaginar a partir del relato de un funcionario testigo de los hechos, que los relató asi al Diario El Mercurio de Valparaiso :"se escucharon gritos aterradores, hubo momentos de pánico y muchos corrían ahogados por el polvo en distintas direcciones. Fue tremendo..."

Como resultado de este cruel e inhumano atentado, quedó agonizando, con una amputación traumática de sus piernas Berta Rosa Pardo Muñoz, de 65 años, quien concurría a controlarse una enfermedad renal, y que se sentó exactamente en el lugar adonde el terrorista asesino había dejado colocada la bomba. Murió a los pocos minutos, tras ser trasladada al Hospital Van Buren, junto con 20 heridos, 6 de ellos muy graves y 4 de mediana gravedad. Según relata El Mercurio, entre las lesiones de aquéllos heridos de mayor gravedad figuraban politraumatismos, fractura expuesta de pierna y rodilla, y contusión toráxica. La mayoría de los heridos eran pensionados que esperaban atención médica, pero también hubo una niña de un año y medio, Roxana Varela Muñoz, quien resultó con múltiples heridas por incrustaciones de esquirlas, un doctora y dos auxiliares que trabajaban en el lugar.

Junto a las pérdidas humanas, hubo millonarios daños en equipo e instrumental médico que había sido adquirido sólo un par de años antes.

Un familiar de Berta Pardo declaró a El Mercurio: "Lo único que quiero es que ese... que puso la bomba, lo fusilen. Y ojalá sea en un lugar público, para que así los demás tomen miedo ... ¡Que se haga justicia!"

Han pasado ya 23 años de este cobarde atentado de la extrema izquierda, los "luchadores por la recuperación de la democracia", que lo hacían matando inocentes que esperaban una atención médica, y tras este largo tiempo, vemos que los deseos del familiar de Berta Pardo cayeron al vacío: ya no se fusila a nadie en Chile, gracias al gobierno de Aylwin que luchó por abolir la pena de muerte; nunca se encontró a la mano asesina que colocó esta bomba en un centro médico destinado a matar al que tuviera la mala idea de sentarse en el lugar equivocado, por que sí; no hubo justicia. Tal vez ande circulando por allí, quien sabe si el incógnito asesino recibe alguna pensión estatal porque alguien estimó, quien sabe, que se "violaron sus derechos humanos" en alguna ocasión, los mismos derechos que a él le importaron un rábano a la hora de poner una bomba en un lugar publico; tal vez ni siquiera esté arrepentido, porque, como buen marxista, estas vidas son sólo "vidas desechables", "costos colaterales de la Revolución".

La gente olvida estos crimenes como si nunca hubieran existido, porque sus familiares no han seguido buscando la venganza, ni siquiera la justicia, ni tampoco han vivido paseándose con carteles con las fotos de sus deudos por las calles durante años y años.
De hecho, si uno busca rastrear esta noticia por Internet no se encuentra casi nada. Solo en un recordatorio aparecido en Despiertachile.cl se recuerda la absurda muerte y los heridos de este criminal atentado, a partir de una lacónica descripción contenida en el informe Rettig, uno de cientos crimenes del terrorismo de izquierda que quedaron en la más completa impunidad. Para encontrar los detalles que permitieron hacer este post, hube de recurrir a los amarillentos archivos de El Mercurio de Valparaiso en una biblioteca pública, única fuente detallada disponible.

A 23 años, este crimen sigue estando impune.

En Chile , como afirma la izquierda, sí hay impunidad. La de sus crìmenes.

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Comments:
Lamentablemente echos como este son olvidados por la sociedad; no digo que la derecha deba hacer marketing con el sufrimiento de las victimas de la izquierda, pero al mismo tiempo no nos podemos olvidar de la verdad. Echos como este son minimizados por personas que usan de justificativas idiotas, nunca aplicando la misma lógica cuando se trata de actos en contra de sus ideales. La izquierda es cobarde y disimulada...
 
Recuerdo este hecho y como dice Pablo esto se olvida rápidamente, en cambio, la izquierda marxista persigue hasta la saciedad con sus mentiras y distorsión de la verdad....
 
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