Sunday, September 10, 2006
CELEBREMOS EL DIA NACIONAL DEL ODIO
Sin necesidad de ser adivinos, es posible preveer para este nuevo 11 de septiembre una serie de actividades violentas en las calles de nuestras principales ciudades. Marchas que culminarán en saqueos, destrucción de bienes públicos y privados, apedreos a automoviles y a sus conductores, bombas Molotov, humo en las calles, ataques a Carabineros que apenas responden con agua y bombas lacrimógenas ante agresiones que les causaran heridas (y potencialmente, la muerte), rayados llenos de odio en paredes, encapuchados, en fin, es un día en que, ante la tibieza del gobierno que llama y espera a "que no se realicen actos vandálicos" (quedando, a continuación, con su conciencia perfectamente tranquila), un día en que el odio y la violencia tienen permiso y tácita aceptación para expresarse libremente y ocupar preferentemente las calles de nuestras ciudades. Da la impresión de que, con la inevitabilidad de un terremoto o un huracán sorpresivo, pese a que año tras año se repite lo mismo, debemos soportar esto resignadamente como parte inevitable de la vida.
Todo esto, ¿por qué? Porque algunos pocos chilenos se encuentran presos del odio como si estuvieran atrapados en una pegajosa telaraña. Pero no se trata de un odio ocasional, reactivo, un día de furia condenado a una efímera existencia y seguido por el arrepentimiento o el perdón; no. Se trata de un odio enquistado en sus almas, transmitido como una religión de padres a hijos y por algunos medios de comunicación, como una herencia imposible de rechazar. Un odio que, tal como el oxigeno, se transforma en vital e imprescindible combustible para mantener con vida una ideología que se sustenta en él, que sin el odio no es nada, no tendría razón de ser.
Hablamos de un odio que no nació después del 11 de septiembre de 1973. Hablamos de un odio enseñado, por ejemplo, como un catecismo por el profeta Che Guevara que transmitió el siguiente mensaje en 1967, durante la Conferencia Tricontinental, en Cuba:
"El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal. Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego fuera de sus cuarteles, y aún dentro de los mismos: atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite. Entonces su moral irá decayendo. Se hará más bestial todavía, pero se notarán los signos del decaimiento que asoma."
Un odio que se oficializó en Chile en ese mismo año, en el Congreso de Chillán, cuando el partido Socialista adoptó la vía armada como medio de acceder al poder, explicitado en esta declaración:
"La violencia revolucionaria es inevitable y legítima. Resulta necesariamente del carácter represivo y armado del estado de clase. Constituye la única vía que conduce a la toma del poder político y económico, y a su ulterior defensa y fortalecimiento. Sólo destruyendo el aparato burocrático Y MILITAR del estado burgués, puede consolidarse la revolución socialista"
Un odio que se plasmó en violentas tomas, actos terroristas, internación de armas, diarios comunistas plagados de insultos y frases como "los momios al paredón, las momias al colchón" durante el gobierno de Allende y la Unidad Popular. Pero que, brusca e inesperadamente, se volvió con toda su brutalidad, como un boomerang, justo en contra de quienes lo predicaban. Tres mil muertos o desaparecidos, treinta mil torturados, recibieron en carne propia exactamente lo que ellos predicaban que había que hacer con aquéllos a quienes consideraban sus enemigos. Y desde entonces, han vivido como víctimas sin reconocer que fueron ellos mismos con su juego revolucionario los que precipitaron los hechos. Fueron víctimas físicas de la violencia que propiciaron en la teoría. Y desde entonces, la única solución definitiva que podría darles paz a su dolor de pérdida, el perdón, les es negada sistemáticamente por los mismos ideólogos que los lanzaron a esta lucha absurda: "Ni perdón, ni olvido" es el lema que les recuerda que ellos no son cristianos, no los dejan ser cristianos, les recuerda que el móvil de su ideología es el odio y que, aunque de repente quieran descansar su alma en el perdón y olvidar y resignarse, la ideología que los esclaviza no admite el perdón ni la autocrítica, ya que necesita la sal en la herida para mantenerse con vida.
¿Se han dado cuenta que ningún estamento en Chile, ni siquiera la Iglesia, los llama a considerar el perdón como una salida a su sufrimiento de tantos años? ¿Que nadie invita a los ideólogos criollos del marxismo a pedir perdón por crear las condiciones que llevaron a un 11 de septiembre y sus consecuencias?¿Nadie les abre una ventanita que les deje siquiera considerar entrever esta opción de paz interior?
No es la justicia (que más parece venganza) la que les dará la paz interior tanto tiempo buscada. Pueden tener presos a cuanto militar deseen, puede morir el general Pinochet, pueden funar a quien quieran, pueden hacerle la vida imposible a todos quienes crean o estén seguros, con o sin pruebas, que algo tuvieron que ver con la muerte de sus familiares, pero, sin embargo, la paz definitiva, la reconciliación consigo mismos sólo la conseguirán cuando perdonen. Cuando asuman su cuota de responsabilidad en la creación de este odio que les rebotó en la cara como un boomerang. Cuando expresen su "nunca más" a ideologías que siembran el odio y la violencia y generan tanto dolor, no solo a sus supuestos enemigos, sino que, como ocurrió aqui, a ellos mismos.
Pero el día en que esto ocurra, habrá significado el fin definitivo de la ideología marxista.
El triunfo definitivo del bien y el amor sobre el mal y el odio.
Pero eso, para los creyentes, sólo ocurrirá tras el Armagedón.
Quizás no quede mucho para eso.
Sin necesidad de ser adivinos, es posible preveer para este nuevo 11 de septiembre una serie de actividades violentas en las calles de nuestras principales ciudades. Marchas que culminarán en saqueos, destrucción de bienes públicos y privados, apedreos a automoviles y a sus conductores, bombas Molotov, humo en las calles, ataques a Carabineros que apenas responden con agua y bombas lacrimógenas ante agresiones que les causaran heridas (y potencialmente, la muerte), rayados llenos de odio en paredes, encapuchados, en fin, es un día en que, ante la tibieza del gobierno que llama y espera a "que no se realicen actos vandálicos" (quedando, a continuación, con su conciencia perfectamente tranquila), un día en que el odio y la violencia tienen permiso y tácita aceptación para expresarse libremente y ocupar preferentemente las calles de nuestras ciudades. Da la impresión de que, con la inevitabilidad de un terremoto o un huracán sorpresivo, pese a que año tras año se repite lo mismo, debemos soportar esto resignadamente como parte inevitable de la vida.
Todo esto, ¿por qué? Porque algunos pocos chilenos se encuentran presos del odio como si estuvieran atrapados en una pegajosa telaraña. Pero no se trata de un odio ocasional, reactivo, un día de furia condenado a una efímera existencia y seguido por el arrepentimiento o el perdón; no. Se trata de un odio enquistado en sus almas, transmitido como una religión de padres a hijos y por algunos medios de comunicación, como una herencia imposible de rechazar. Un odio que, tal como el oxigeno, se transforma en vital e imprescindible combustible para mantener con vida una ideología que se sustenta en él, que sin el odio no es nada, no tendría razón de ser.
Hablamos de un odio que no nació después del 11 de septiembre de 1973. Hablamos de un odio enseñado, por ejemplo, como un catecismo por el profeta Che Guevara que transmitió el siguiente mensaje en 1967, durante la Conferencia Tricontinental, en Cuba:
"El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal. Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a su casa, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle tener un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego fuera de sus cuarteles, y aún dentro de los mismos: atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerlo sentir una fiera acosada por cada lugar que transite. Entonces su moral irá decayendo. Se hará más bestial todavía, pero se notarán los signos del decaimiento que asoma."
Un odio que se oficializó en Chile en ese mismo año, en el Congreso de Chillán, cuando el partido Socialista adoptó la vía armada como medio de acceder al poder, explicitado en esta declaración:
"La violencia revolucionaria es inevitable y legítima. Resulta necesariamente del carácter represivo y armado del estado de clase. Constituye la única vía que conduce a la toma del poder político y económico, y a su ulterior defensa y fortalecimiento. Sólo destruyendo el aparato burocrático Y MILITAR del estado burgués, puede consolidarse la revolución socialista"
Un odio que se plasmó en violentas tomas, actos terroristas, internación de armas, diarios comunistas plagados de insultos y frases como "los momios al paredón, las momias al colchón" durante el gobierno de Allende y la Unidad Popular. Pero que, brusca e inesperadamente, se volvió con toda su brutalidad, como un boomerang, justo en contra de quienes lo predicaban. Tres mil muertos o desaparecidos, treinta mil torturados, recibieron en carne propia exactamente lo que ellos predicaban que había que hacer con aquéllos a quienes consideraban sus enemigos. Y desde entonces, han vivido como víctimas sin reconocer que fueron ellos mismos con su juego revolucionario los que precipitaron los hechos. Fueron víctimas físicas de la violencia que propiciaron en la teoría. Y desde entonces, la única solución definitiva que podría darles paz a su dolor de pérdida, el perdón, les es negada sistemáticamente por los mismos ideólogos que los lanzaron a esta lucha absurda: "Ni perdón, ni olvido" es el lema que les recuerda que ellos no son cristianos, no los dejan ser cristianos, les recuerda que el móvil de su ideología es el odio y que, aunque de repente quieran descansar su alma en el perdón y olvidar y resignarse, la ideología que los esclaviza no admite el perdón ni la autocrítica, ya que necesita la sal en la herida para mantenerse con vida.
¿Se han dado cuenta que ningún estamento en Chile, ni siquiera la Iglesia, los llama a considerar el perdón como una salida a su sufrimiento de tantos años? ¿Que nadie invita a los ideólogos criollos del marxismo a pedir perdón por crear las condiciones que llevaron a un 11 de septiembre y sus consecuencias?¿Nadie les abre una ventanita que les deje siquiera considerar entrever esta opción de paz interior?
No es la justicia (que más parece venganza) la que les dará la paz interior tanto tiempo buscada. Pueden tener presos a cuanto militar deseen, puede morir el general Pinochet, pueden funar a quien quieran, pueden hacerle la vida imposible a todos quienes crean o estén seguros, con o sin pruebas, que algo tuvieron que ver con la muerte de sus familiares, pero, sin embargo, la paz definitiva, la reconciliación consigo mismos sólo la conseguirán cuando perdonen. Cuando asuman su cuota de responsabilidad en la creación de este odio que les rebotó en la cara como un boomerang. Cuando expresen su "nunca más" a ideologías que siembran el odio y la violencia y generan tanto dolor, no solo a sus supuestos enemigos, sino que, como ocurrió aqui, a ellos mismos.
Pero el día en que esto ocurra, habrá significado el fin definitivo de la ideología marxista.
El triunfo definitivo del bien y el amor sobre el mal y el odio.
Pero eso, para los creyentes, sólo ocurrirá tras el Armagedón.
Quizás no quede mucho para eso.
Comments:
<< Home
Si te das cuenta el odio y el terrorismo en Chile data de los años 60 hasta incluso después del 73 en que todavía existía y sigue existiendo el MIR y ahora FPMR donde la Bachelet engrosó sus filas.
Ni siquiera respeto por sus muertos tienen por lo que hoy se vió en las noticias los desmanes que hubieron en el Cementerio....y curiosamente....todos grupos ultra izquierdistas, anarquistas y skinhead.
Al gobierno le conviene permitir esto...la verdad es que no sé por qué!!!!
Un abrazo.
Ni siquiera respeto por sus muertos tienen por lo que hoy se vió en las noticias los desmanes que hubieron en el Cementerio....y curiosamente....todos grupos ultra izquierdistas, anarquistas y skinhead.
Al gobierno le conviene permitir esto...la verdad es que no sé por qué!!!!
Un abrazo.
Buena reflexión.
Debido a que son irracionales confunden el efecto con la causa. Por tanto, de acuerdo a su lógica desquiciada, el efecto es responsable de la causa.
Ahora bien, sobre la violencia estoy de acuerdo contigo. Recibieron su propia medicina, como el frase popular. Los militares fueron los auténticos discípulos de Lenin, si se trata de tomarse el poder y acabar con los terroristas. Sin embargo, la izquierda no lo admite.
No reconocen que ellos destruyeron la democracia.
Intelectuales y políticos de izquierda prefieren aparecer con cara de mosquita muerta o tonto, para así no asumir su responsabilidad.
De más está decir que mienten.
Debido a que son irracionales confunden el efecto con la causa. Por tanto, de acuerdo a su lógica desquiciada, el efecto es responsable de la causa.
Ahora bien, sobre la violencia estoy de acuerdo contigo. Recibieron su propia medicina, como el frase popular. Los militares fueron los auténticos discípulos de Lenin, si se trata de tomarse el poder y acabar con los terroristas. Sin embargo, la izquierda no lo admite.
No reconocen que ellos destruyeron la democracia.
Intelectuales y políticos de izquierda prefieren aparecer con cara de mosquita muerta o tonto, para así no asumir su responsabilidad.
De más está decir que mienten.
Excelente reflex(cc)ión ! siempre es bueno saber que es lo que está pensando la extrema derecha y la burguesía más conservadora y fascista de este país, eso nos permite saber con quien nos enfrentamos, (en las ideas todavia). Pero ya les va a llegar la hora de responder por cientos de años de explotación y opresión. Esperen sentaditos no más.
Cariñosos saludos amiguito-ito.
Cariñosos saludos amiguito-ito.
Excelente y oportuno aporte el comentario anterior, que no hace más que confirmar lo que escribí en mi post.
Hola Cristián.... mira, de verdad que da una soberana lata andar viendo en la tele como unos pelmazos andan dejando la cagá para cada 11. Es de todos los años, gente que para ese entonces no pensaba en nacer y que sin embargo causan desórdenes con la excusa de que conmemoran un día no muy grato para muchos.
Ya, entiendo que se puede conmemorar ese día, ya sea para recordarlo como un día de salvación "O" como un día que no debió existir. Pero de ahí a que todos los años tengamos que mamarnos esos incidentes de gente que ni siquiera entiende a fondo el tema en sí pero que es sabihonda cuando se trata de dejar la cagá en la vía pública.
Una lata.... y parece que esto no se acaba.... zopencos van a seguir habiendo por acato.
Chucha, y la performance que se mandaron en el Cementerio.... 5mentarios.
Au revoir.
Ya, entiendo que se puede conmemorar ese día, ya sea para recordarlo como un día de salvación "O" como un día que no debió existir. Pero de ahí a que todos los años tengamos que mamarnos esos incidentes de gente que ni siquiera entiende a fondo el tema en sí pero que es sabihonda cuando se trata de dejar la cagá en la vía pública.
Una lata.... y parece que esto no se acaba.... zopencos van a seguir habiendo por acato.
Chucha, y la performance que se mandaron en el Cementerio.... 5mentarios.
Au revoir.
Hagasbar dice:"como un día que no debió existir". Después de la batalla, todos son generales.
Odiable: es un dinosaurio del siglo XX. Se quedó con Stalin y Lenin.
Odiable: es un dinosaurio del siglo XX. Se quedó con Stalin y Lenin.
Lo anterior sobre mi persona es falso. Eso.... la frase entre comillas es "sólo" una alternativa, por eso puse "O".
Pero estimado señor, veo que usted no está a la moda. Como no ve que hoy se lleva ser de izquierda progresista, hoy se usa hablar de igualdad levantando el indice izquierdo y con la mano derecha usarla como zarpa para recoger los dividendos de la empresa.
Usted debiera habalr del 11 y tirarse un poemita que incluya las palabras claves, dolor, dignidad, indemnización y derechos mundanos.
A usted mi amigo le falta onda...le falta el pelo largo, los lentes redonditos y la barba, mientras saca la Montblanc del terno que le hizo Atilio Andreoli para firmar decretos.
Usted mi amigo, no se da cuenta que hoy en dia vale más gritar que escuchar, vale mucho más decir que llueva porque son lágrimas de dolor, que trabajar como Dios manda.
Definitivamente señor usted es parte de la minoría, de esos que tienen que trabajar para vivir y que no salen en la tele.
Usted debiera habalr del 11 y tirarse un poemita que incluya las palabras claves, dolor, dignidad, indemnización y derechos mundanos.
A usted mi amigo le falta onda...le falta el pelo largo, los lentes redonditos y la barba, mientras saca la Montblanc del terno que le hizo Atilio Andreoli para firmar decretos.
Usted mi amigo, no se da cuenta que hoy en dia vale más gritar que escuchar, vale mucho más decir que llueva porque son lágrimas de dolor, que trabajar como Dios manda.
Definitivamente señor usted es parte de la minoría, de esos que tienen que trabajar para vivir y que no salen en la tele.
Para que exista perdón tiene que haber quién lo pida, de lo contrario no es más que un ejercicio solipsista.
En cuanto a la paz de espíritu, ¿quién la tiene del todo? La imagino como un nirvana de emoción adormecida.
Es fácil decir que los asesinados y torturados "hubiesen" hecho lo mismo, porque la prueba fue robada y se puede decir cualquier cosa.
A pesar de ser hija de uno de esos torturados y asesinados, ni odio ni soy marxista y, por cierto, trabajo para vivir.
Quizás sí algún desprecio por quienes siguen justificando la brutalidad y no aprenden a guardar silencio frente al dolor de los otros.
Pero nada más.
Por cierto, Pinkerton, al leer tu comentario no me ha quedado duda alguna. Mis más cordiales saludos desde la vereda roja. Yo sé que usted no trabaja, pero por eso mismo me gusta.
En cuanto a la paz de espíritu, ¿quién la tiene del todo? La imagino como un nirvana de emoción adormecida.
Es fácil decir que los asesinados y torturados "hubiesen" hecho lo mismo, porque la prueba fue robada y se puede decir cualquier cosa.
A pesar de ser hija de uno de esos torturados y asesinados, ni odio ni soy marxista y, por cierto, trabajo para vivir.
Quizás sí algún desprecio por quienes siguen justificando la brutalidad y no aprenden a guardar silencio frente al dolor de los otros.
Pero nada más.
Por cierto, Pinkerton, al leer tu comentario no me ha quedado duda alguna. Mis más cordiales saludos desde la vereda roja. Yo sé que usted no trabaja, pero por eso mismo me gusta.
Gracias Antonio, y tienes razón: tanta razón que ya me estoy aburriendo de todo esto, y de las pocas visitas. El fin (de este blog) se vislumbra, gracias en especial a los (no) opinantes de nuestra tibia Derecha.
Saludos.
Saludos.
Es que, en el mundo blogger Cristian, hay una regla no escrita y es la necesidad de compartir, lo que significa que deberias tu tambien comentar en otros blogs. Asi la cantidad de visitas sera mucho mayor.
Esto te lo doy como un sano consejo, porque a pesar de que pueda o no estar de acuerdo con lo que dices. Tus posts son lucidos y honestos. Y de verdad creo que mereces tener muchisimas mas visitas.
El odio nos carcome. Y lamentablemente en nuestra sociedad tenemos mucho de esto acumulado. Todavia no hemos logrado crear las premisas necesarias en las cuales se fundamentara el nuevo Chile. logrando amainar los odios encerrados en cada una de nuestras
almas.
Un abrazo.
Post a Comment
Esto te lo doy como un sano consejo, porque a pesar de que pueda o no estar de acuerdo con lo que dices. Tus posts son lucidos y honestos. Y de verdad creo que mereces tener muchisimas mas visitas.
El odio nos carcome. Y lamentablemente en nuestra sociedad tenemos mucho de esto acumulado. Todavia no hemos logrado crear las premisas necesarias en las cuales se fundamentara el nuevo Chile. logrando amainar los odios encerrados en cada una de nuestras
almas.
Un abrazo.
<< Home