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MURIO UN VERDADERO GENOCIDA SOCIALISTA:
SLOBODAN MILOSEVIC

En la mañana del 11 de marzo, fue encontrado muerto en la cama de su celda en La Haya, al parecer por causas naturales, el genocida serbio Slobodan Milosevic, mientras se estaba desarrollando su juicio ante el Tribunal Penal Internacional. Nacionalista radical, inventó el lema "donde haya un solo serbio, allí está Serbia" , encabezó la limpieza étnica en Bosnia (1992-95) con 250.000 civiles muertos, miles de desaparecidos y unas 12.000 violaciones consumadas de mujeres musulmanas, para erradicar a estos grupos étnicos no serbios de los territorios que él pretendía conformar como "la Gran Serbia". Esto es un verdadero genocidio, es decir, la eliminación sistemática de un pueblo o nación con el objetivo de hacerlo desaparecer, personas realmente inocentes, no terroristas ni enemigos políticos. Gente común y corriente, sólo con una raza o religión en común. Y acerca de todo esto estaba siendo juzgado este socialista cuando murió ayer. Sin mostrar ningún arrepentimiento público, y con la actitud desafiante y sin la mínima autocrítica de parte de su esposa e hijos.

No hay caricaturas, manifestaciones públicas, blog acusadores en Internet contra Milosevic, como no suele haberlas contra ningún ex dictador socialista, y al contrario de lo que ocurre con Bush, por ejemplo. ¿curioso, no?
Slobodan Milosevic nació en Pozarevac, Serbia, el 29 de agosto de 1941.
Hijo de un teólogo (algunas fuentes aseguran que llegó a consagrarse como pope ortodoxo, pero sin llegar a ejercer) nacido en Montenegro y de una maestra de familia acomodada e incondicional de Tito, en 1959 se unió al Partido Comunista Yugoslavo (desde 1963 llamado Liga de los Comunistas Yugoslavos, SKJ) y empezó estudios de Derecho en la Universidad de Belgrado. Trágicas circunstancias familiares rodearon la juventud de Milosevic: cuando tenía 21 años el padre, separado ya de su esposa, se suicidó de un disparo en la sien cuando trabajaba de maestro en su república de origen; un tío, oficial del Ejército, decidió la misma suerte; y, finalmente, la madre se ahorcó a su vez una década después del suicidio de su marido, cuando su hijo ya estaba casado.
Se recibió de abogado en 1964, y dos años después inició su carrera en el aparato administrativo de la República de Serbia. Se desempeñó como gerente de la estatal Technogas y luego del Banco Unido de Belgrado. En 1965 se había casado con Mirjana Markovic, profesora de Teoría Marxista, quien lo acompañaría hasta sus últimos días y a quien se considera inspiradora de sus peores crímenes, su Lady Macbeth en todo sentido.
Recién en 1982 inició su carrera política, rápida y meteórica, la cual lo condujo a la Presidencia de Serbia en noviembre de 1989, con un discurso de la preponderancia serbia sobre las otras repúblicas que habían coexistido con ella dando forma a Yugoslavia, y rompiendo un delicado equilibrio histórico. A partir de 1990 restringió los poderes de las regiones autónomas de Serbia y se convirtió en el líder de la oposición al cada vez más claro separatismo de Croacia y Eslovenia. Su actitud cerrada sirvió de acicate para la desmembración del país. . La LCY se dividió en partidos propios de cada república. Milosevic, adaptándose a los nuevos tiempos, convirtió la Liga de los Comunistas Serbios en el Partido Socialista Serbio, siendo elegido presidente de Serbia por una gran mayoría. El Partido Socialista Serbio mantuvo intacto el dogmatismo ideológico y la concepción exclusivista del poder propia de un partido fuerte que se considera vanguardia de la sociedad.
El choque de nacionalismos dio lugar a una ruptura traumática del estado yugoslavo. En 1991 se iniciaron los choques ente Croacia y Serbia y en 1992 la guerra se trasladó a Bosnia Herzegovina. La efímera y casi incruenta guerra inicial de Eslovenia (1991)permitió también a Milosevic ensayar el que iba a ser un estilo inveterado en sus tratos con los países occidentales, una de las claves que explican su asombroso arraigo en el poder a pesar de la acumulación de fracasos en Croacia, Bosnia, Kosovo y la propia Serbia: el aplacarles y contentarles con promesas verbales, si acaso con alguna concesión táctica sobre el terreno (invariablemente, una retirada militar), abriendo divisiones decisivas entre duros y blandos, confrontándoles con sus contradicciones, exacerbadas por los intereses nacionales contrapuestos, y, como resultado, desactivando el frente de animosidad en su contra. En ese punto, la partida volvía a comenzar. Milosevic, que terminó conociendo a fondo las debilidades e inconsistencias de los dirigentes mundiales, lanzaba nuevos envites, cada vez más audaces e inequívocos, provocaba situaciones límite e incendios cuyo eventual sofoco él se reservaba con exclusividad. Así, comprando tiempo, combinando ambigüedad y desafío, no teniendo reparo en mentir y desdecirse de sus anteriores promesas cuantas veces fuera necesario, consiguió que la comunidad internacional le considerara un interlocutor imprescindible para cualquier arreglo de paz en la ex Yugoslavia, ganando legitimidad internacional y, de paso, fortaleciendo su aureola interior de celador de los intereses de Serbia.
La postura ultranacionalista de Serbia llevó a su país al aislamiento internacional y a sucesivas derrotas: en 1995 ante Croacia y en Bosnia y en 1999 en Kosovo, con intervención de la OTAN incluida, lo que llevó a su país a sufrir bombardeos reiterados por parte de ésta. La política de "limpieza étnica" que aplicó a la población musulmana albanesa mayoritaria en Kosovo le valió el descrédito y la condena internacional, siendo acusado de crímenes de guerra. mismo pueblo que lo ensalzó lo derrocó. El 5 de octubre de 2000, resultó castigado en las urnas, pero él se negó a aceptarlo: el Tribunal Constitucional anuló las elecciones generales. La respuesta popular fue clara y contundente. Al día siguiente miles de personas asaltaron el Parlamento y lo prendieron fuego. Vojislav Kostunica subió al poder. En el año 2001, Milosevic fue arrestado por el gobierno yugoslavo y entregado al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya para ser juzgado por crímenes de guerra.

No faltará quien afirme que fue muy "consecuente" y "coherente" con sus ideas, que es digno de elogio, que "luchó por los pobres por ser socialista" o que "soñaba con un mundo mejor" (¿?) sin importar la fila de inocentes muertos y destrucción que dejó a su paso.