cuidado por quien votas

Hace 6 años, tuvimos una elección presidencial entre Joaquín Lavín y Ricardo Lagos, con una primera vuelta estrechísima, y una segunda algo más amplia, en la que Lagos obtuvo un 51.31% y Lavín, un 48.69% , es decir, venció por un 2.62% que equivalieron a 187.589 votos. ¿qué significó esto? Que casi la mitad del país, que no deseaba a Lagos como presidente, debió soportar 6 años con medidas erradas tomadas por él que afectaron negativamente a muchos de ellos. Tras estos años imponiendo su voluntad sobre una casi mitad de Chile que no lo deseaba, este año nuevamente estamos en elecciones. En esta oportunidad, tras un triunfo insuficiente de Bachelet, se viene una segunda vuelta. Pongámosnos en el cada vez más improbable, pero posible, caso de que Bachelet gane esta 2° vuelta. Probablemente lo haría con una ventaja cercana a aquélla con que Lagos ganó en el 2000, es decir, menos del 3%. ¿ significaría esto que, una vez más, la mitad de Chile debería soportar otros 4 años de un gobierno que no quiere? ¿ O sea, una mitad de Chile estaría sometida a los arbitrios de un ejecutivo opuesto a sus intereses durante largos 10 años? ¿Es algo así razonable, durante tanto tiempo?
En Chile se habla en exceso del respeto a las minorías : una minoría de homosexuales (5% de la población), una minoría de personas con déficit auditivo, una minoría de minusválidos, una minoría de extranjeros inmigrantes, todo lo cual puede estar bien, aunque dificilmente alcancen un 10% de la población. Pero, ¿ y los intereses de una eventual minoría de un 48% de chilenos que debe someterse a un dictámen tan estrecho de una elección durante un período de 10 años, qué hay con esta inmensa "minoría"? Una democracia que obra así no sirve, hay que reformarla, porque deja sin expresión en el ejecutivo a una enorme porción de chilenos .¿Una solución? La cohabitación francesa, donde a veces el Presidente y el Primer Ministro son de tendencias opuestas, pero están obligados a trabajar juntos. Mientras no exista una mayoría significativa y aplastante, este sistema es tremendamente injusto. Y lo mismo ocurriría en el caso inverso, si Lavín hubiera ganado por tan estrecho margen en 1999, y hubiera repetido el triunfo Piñera por idéntico estrecho margen.
Pero, afortunadamente, esta pesadilla de la mitad de Chile no debiera ocurrir, porque la alternancia es sana , en especial cuando las diferencias son tan estrechas, y con Piñera romperemos esta prolongada injusticia .